Terminator 2 no estaba prevista. James Cameron ideó la primera con la idea de que no hubiera más, pero en vista del éxito (a posteriori, en taquilla no fue nada del otro mundo) que tuvo el robot del futuro, se invirtió en una superproducción de dimensiones épicas para dar forma a la secuela. Lo que viene después, es de sobra conocido.

James Cameron ya pensó en un antagonista de metal líquido en alguna de sus películas anteriores, pero fue en Terminator 2 donde decidió dar vida a uno de los malos más memorables de la historia de la ciencia ficción, lo que es mucho decir. Cameron, en esa época en la que molaba como director, nos ofrece una película frenética, casi relatada a modo de clímax constante. La sucesión de escenas representa, en Terminator 2, una cadena de momentazos de gran calibre, de conversaciones poderosas y de situaciones alucinantes. Lo más impresionante de todo es que cada secuencia tiene un final propio, partiendo la película en capítulos que, sin embargo, van unidos por una línea narrativa muy clara en la que, de forma acertada, parece que viajemos constantemente hacia ninguna parte escenificando a la perfección las sensaciones de la huida y de la búsqueda cuando las dos motivaciones van de la mano. Los efectos especiales, el aprovechamiento de los 100 millones de dólas (¡de 1991!) y la capacidad de James Cameron para meterse en la cabeza del espectador con reflexiones sobre la vida humana (que pueden parecer obvias y por eso mismo no lo son) hacen que Terminator 2 sea un producto completísimo. Además, aquí vemos a la Sarah Connor guerrillera, un personaje que es, para varias generaciones, todo un mito.

Linda Hamilton sube un par de peldaños y hace en Terminator 2 el mejor papel de su carrera. Parece que la actriz de Maryland nació para interpretar este papel, porque la rabia contenida y desatada, mezclada con la ternura hacia su hijo y las ganas de salvar el mundo parecen parte de ella gracias a que se adueña del personaje con una interpretación salvaje. Edward Furlong, ese niño eterno, está soberbio interpretando un papel que no está demasiado lejos de lo que más tarde fue su vida real, llena de delincuencia y problemas con las drogas. Arnold Schwarzenegger da el impulso definitivo a su carrera gracias al papel que más fama y reconocimiento le ha reportado. Hay que decir que, en principio, James Cameron no quería a Chuache en la primera película hasta que se entrevistó con él y quedó maravillado. Era una entrevista para el personaje de Kyle Reese, pero fue el propio Arnie quien pidió interpretar al (en la primera malvado y en la segunda honrado) terminator. El reparto principal lo cierra un Robert Patrick metidísimo en un papel que también le reportó un gran reconocimiento.

Resumiendo: Terminator 2 es, para muchos (puede que me incluya), la mejor película comercial de la historia. Lo tiene todo para serlo, ya que aúna ciencia ficción, acción cuerpo a cuerpo con mucha sangre, explosiones, persecuciones, cierto grado de intriga, constantes giros y adrenalina a raudales. Una obra maestra, sin duda.