Otra. Otra más. Si... Tenemos una nueva castaña nominada al Oscar a la mejor película. Bravo.

A Dios gracias que están Carey Mulligan y Alfred Molina, y que Peter Sarsgaard se casca la mejor interpretación de su vida, porque vamos, si le quitas las actuaciones tanto principales como secundarias, la película es una mierda del tamaño de un portaaviones.

Viene siendo que la chiquilla es una Lisa Simpson de época y el típico tío chachi-guay que comparte gustos con ella, obviamente, la seduce. Ojito con la niña porque habla francés y entiende de música que da gusto, aparte de, cómo no, tener una mente como para entrar en la NASA. Pero bueno, ¿solo eso? No, por supuesto que no. Aparte es preciosa. Nada, que el tipo un día lluvioso se ofrece a llevarle el chelo para que no se le moje, y acaba subiendo con el. Rapidamente se enamora de esa vida de lujosos bares y de intrépidas aventurillas como conseguir el mapa del tesoro de Barba Roja y se le revela el dilema, evidentemente. ¿Crear su propio futuro o subir a uno ya hecho? Pues por ahí los tiros y por allá los casquillos, la película no te engancha, en parte también, por un pésimo montaje que se carga algunos segundos varias veces.

Ahora la otra parte: creo que es bastante evidente que Carey Mulligan es la merecedora al Oscar a mejor actriz del año pasado con muchísima diferencia.
En cuanto al oscar a mejor película, con esta concluyo el visionado de las diez nominadas y ya puedo hablar con cierta propiedad, pero siempre desde mi criterio. La mejor de todas es Up, y completan el podio Up in the air y (la no incluida entre las diez, así son estos premios) Invictus.