La cosa es la primera película de terror de gran presupuesto de John Carpenter y una de las mayores obras de culto de la historia. Tan aterradora como sorprendente para la época, sigue siendo un gran referente y una enorme fuente de homenajes.

John Carpenter demostó su talento para el terror en La noche de Halloween y se pensó en él para rodar ni más ni menos que E.T., aunque finalmente todos sabemos el resultado (y, en mi humilde opinión, mejor Spielberg para aquella y Carpenter para esta). Al final, al timón del rodaje de La cosa, Carpenter asombró al mundo gracias a su impresionante habilidad para rodar la tensión y la creciente crispación en un amplio grupo de personas en el que todos tienen parte de protagonismo (algo poco visto ya no entonces, sino todavía a día de hoy). Los efectos especiales de Rob Bottin (que contaba unicamente 22 años) y Stan Winston, hicieron de La cosa una auténtica delicia (repugnante) a nivel visual, ofreciendo una experiencia única y Carpenter utilizó bien dichos efectos para crear un clima absolutamente asfixiante en el que se conoce casi desde el principio aquello a lo que hay que temer, con la lógica dificultad que ello implica, ya que debes ingeniártelas para que el espectador no vaya siempre un paso por delante de la película. Carpenter no solo lo consigue, sino que además logra marear de tal forma al público que al final cada uno de nosotros se siente uno más de los personajes y ya no sabe de quién fiarse. Magistral. Lo mejor, es que Carpenter hace todo esto sin olvidar el aroma a Serie B que tanto ha marcado su impresionante carrera.

Un Kurt Russell en estado de gracia protagoniza la película. Russell y Carpenter ya habían trabajado juntos en la mítica Rescate en Nueva York y el actor de Springfield ya sabe aquí lo que el director pide de él y lo ejecuta a la perfección. Muy bien Richard Dysart en el papel del doctor, resultando revelador y uno de los primeros eslabones entre la película y el público. Fantástico Thomas Waits dentro de uno de los personajes que más tensionado vive y que, por ende, es uno de los pilares de la película por su conexión con el espectador. T.K. Carter es posiblemente el más flojo entre los más importantes, aunque no llega a desentonar en ningún momento dado su buen hacer en las escenas cumbre.

Resumendo, que es gerundio: La cosa es una de las mayores obras de culto que existen por varias cosas: el guion (adaptado) es buenísimo, la labor de John Carpenter en todos los sentidos es excelente, el elenco actoral rinde a un nivel altísimo, los efectos especiales son sensacionales y, además, cuenta con la música del maestro Ennio Morricone. Nada que añadir.