Haz click aquí para copiar la URL

La cosa (El enigma de otro mundo)

Ciencia ficción. Terror. Fantástico En una estación experimental remota de la Antártida, un equipo de científicos de investigación estadounidenses ven cómo en su campamento base un helicóptero noruego dispara contra un perro de trineo. Cuando acogen al perro, éste ataca brutalmente tanto a los seres humanos como a los caninos del campamento, y descubren que la bestia, de origen desconocido, puede asumir la forma de sus víctimas... (FILMAFFINITY)
1 2 3 4 10 20 44 >>
Críticas 218
Críticas ordenadas por utilidad
22 de septiembre de 2009
259 de 339 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leo con asombro la critica de un internauta que pone a parir esta película soltando perlas como:
"La gran diferencia entre Roger Corman y su alumno John Carpenter, es que el primero era un tipo culto y este no". Doy por hecho que conoces personalmente a los dos.

"Porque esta película está mitificada por un contexto y una época donde todos queríamos ver bichos atacando a humanos indefensos" ¿Por eso este peliculón fue un fracaso comercial y la dulce E.T que mostraba al bicho bueno y amigo de los humanos fue un bombazo?

"Pero el gran problema de esta película es que está enfocada a un público mayoritariamente complaciente con poco bagaje culturas" ¿estamos hablando de La Cosa o de una película de Bruce Lee? Flipante esa afirmación.

"¿Un grupo de investigadores? Pero si parecen una banda de reclusos. Las situaciones son una detrás de otras esperpénticas. El médico haciendo las preguntas al piloto sobre anatomía forense, cervezas, piernas encima de la mesa, argot de la calle, negros sacados del Bronx, discusiones de marineros de barco..." Pretendes que un grupo de personas, que llevan meses aislados de la civilización, ¿se comporten educadamente, solo beban agua sin gas, y sean correctos en todo momento? En situaciones limite como las de la película siempre ahí alguien con carácter mas fuerte que los demás que se erige como el líder, y eso es lo que pasa con MacReady, es normal que un científico en esa situación se comporte de una manera mas cobarde y asustadiza que un hombre de mundo como MacReady y dude hasta de sus propias cualidades, supeditando todas sus acciones a la decisión del líder (en este caso MacReady)

"¿Un científico noruego en la Antártida que no sabe inglés?" En la actualidad, en 2009, ni el presidente de este país ni el líder de la oposición tienen la más minima idea de ingles, ¿por que debería saberlo un científico sueco de 1982?

"Su cine siempre ha estado más cerca de la acción o del terror-Gore" De nuevo demuestras una gran ignorancia, Carpenter nunca a ido por la vertiente del gore, su estilo es un cine de terror clásico y esta es la única película en la que se permitió un exceso de vísceras.

"Y los efectos especiales que pudieron tener gracia en su momento ahora sólo resultan efectistas." Esto ya es el colmo del olmo, los efectos especiales de Rob Bottin constituyen un hito histórico que jamás a sido superado. Un prodigio que aun vistos hoy asombran.

"No hace falta que diga que “El enigma de otro mundo” es mucho mejor que esta" Sin ser mala, ni por asomo se acerca al nivel de esta, la cosa mas bien parece un luchador de wrestling, es un producto de su tiempo que a envejecido francamente mal.

"Por tener más cosas malas, lo es hasta la banda sonora de Ennio Morricone, que es una de las peores que ha compuesto en toda su carrera." Por una vez, estamos de acuerdo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Iñigo Montoya
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de mayo de 2007
155 de 192 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todavía hoy sigo considerando esta joya de la Ciencia Ficción o Terror según como se mire, el mejor trabajo de John Carpenter, todo un despliegue de tensión, acción, drama, terror sólo equiparable al “Alien” de Ridley Scott. “La Cosa” no sólo es inmensamente superior al original dirigido por Christian Nyby y producida por Howard Hawks a la que supera en todos los aspectos sino que además vista después de más de 25 años sigue conservando todos sus puntos fuertes absolutamente intactos. El trabajo de Rob Bottin a cargo de los efectos visuales es de referencia, el reparto encabezado por el siempre creíble Kurt Russell está magnífico y sobretodo la impecable y perfecta dirección de Carpenter que sabe dosificar el espectáculo como pocos. Fue la sabiduría del director la que acertó al apartarse en muchos aspectos de su homólogo original, tratar al extraterrestre como un virus o convertir la estación polar en una prisión para sus ocupantes y a la vez una vía de escape para el ser convierten los minutos de esta magnífica película en la que nadie sabe quién es quién en un obra maestra de referencia para todo amante del buen cine..
Jonesy
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
20 de febrero de 2009
79 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película, lo horroroso tiene la espectacular forma de vísceras colgantes, tentáculos viscosos, mucosidades purulentas y cabezas de lechal desollado, y se ensambla con efectismo en la sólida carpintería del suspense satisfaciendo, con este valor añadido, a los dispuestos a apreciarlo, los amantes de la casquería.

Las condiciones para el suspense son establecidas por Carpenter durante el largo inicio en despliegue de aciertos. Al cabo, una colección de datos intrigantes, sembrados sin vacilación, ha saturado de tensión enigmática el escenario.

En el invierno de 1982, un helicóptero sobrevuela la blanca inmensidad antártica, donde no desentona el correteo de un husky. Pero qué raro que desde el aparato le disparen con rifle de mira telescópica, una y otra vez, con tanto empeño como escasa puntería.
Cuando perro y helicóptero llegan a las inmediaciones de una estación científica norteamericana, las incógnitas no se despejan sino que se acentúan: la tripulación exhibe un comportamiento enloquecido mientras que el perro, tan típicamente canino que atrae el foco y se convierte en personaje, parece saber algo. ¿Algo sobre qué? Ahí está planteado el enigma. Sea lo que sea ese algo, tiene enorme calibre argumental, y su fuerza intrigante se multiplica en la escenificación escogida: un grupo variopinto (algún científico, pero también operarios que matan el ocio con naipes y billar, bebiendo a morro la inevitable botella de whisky de etiqueta bien visible), en radical aislamiento ante eventuales emergencias sobrevenidas en un desierto mundo gélido

Que tanto “la cosa” como la invasión corporal desatada se presenten tan visceralmente, en competencia con Cronenberg, no quita para que el tratamiento de la paranoia y los inherentes temas de lo otro, la posesión, el extraño absoluto, en clima de sospecha y proyección de miedos, de vigilancia y recelo que todo lo vuelven indicio, funcione con gran eficacia, manteniendo intensa inquietud y haciendo de “The Thing” un clásico del género.
Archilupo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
11 de mayo de 2009
54 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
A todos los buenos amantes de la ciencia-ficción y el terror se nos pasa por la cabeza lo mismo ¿Por qué no se han hecho más películas como esta? Tan solo hay una película que llegue al nivel de la cosa, Alíen, con la que guarda bastantes similitudes pero aquí el alienígena supone una mayor amenaza sí cabe.

Carpenter ya era reconocido como uno de los directores mas portentosos del genero con míticas obras como Halloween, La niebla o Rescate en Nueva York, pero aquí es cuando dio una verdadera lección de cómo hacer cine fantástico y pese a sus futuros altibajos que lo llevarían a convertirse en un mero realizador de serie b, siempre será recordado como un maestro, esta es sin duda la cúspide de su carrera.

El apartado técnico es una maravilla, la repugnante criatura y sus múltiples formas son una delicia, unos FX no tan digitalizados y más caseros que aportan credibilidad y crudeza a la criatura, sin duda Cronenberg tomaría buena nota para sus escatológicos proyectos.

La desconfianza de todos los personajes hacia los demás e incluso hacia sí mismos crea un logrado clímax inquietante en un lugar desolado y hostil en el que sobrevivir se convierte casi en una utopía, a los personajes no les queda otra que asumir su muerte y a poder ser, llevándose a la criatura con ellos. El suspense y la paranoia se van incrementando hasta llegar a un final sublime que interactúa con el espectador haciéndolo pensar e introduciéndolo en el angustioso desenlace.

Incomprensiblemente, en su estreno, la película fue un autentico fiasco en taquilla, tanto critica como publico la despreciaron sin ninguna compasión. Tal vez su cierta similitud con la por aquel entonces cercana “Alíen” o tal vez la coincidencia con el estreno del extraterrestre mas amable y reconocido del celuloide (E.T.), ensombrecieron la obra de Carpenter. El tiempo la acabaría poniendo en el justo lugar que se merece.

Un clásico con mayúsculas. Pocas veces un remake ha sido tan acertado y necesario. Una indiscutible obra de culto y por supuesto una de mis películas predilectas.
MARDUK
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de agosto de 2021
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me gusta el uso de las etiquetas, tanto por lo que respecta a clasificar las películas por “supuestos” géneros, como tampoco para reducir un filme al trabajo de una sola personalidad, y ya sabemos que académica y popularmente, demasiado, cuando se habla de autoría, se suele minimizar ésta a lo que hace el director.

En este sentido, tanto en el caso de la cinta que nos ocupa (“The Thing, 1982), como en cualquier otro producto del celuloide, me da siempre un cierto repelusín, que éste sirva las más veces al encumbramiento o rajada despiadada del que está detrás de claqueta y cámara.

Por eso, “endiosar” o condenar al pillo de John Carpenter por esta realización, es hacer una caricatura de “La Cosa”, en vez de una crítica o análisis de la misma. Cierto es que el susodicho tiene arte y parte (más de lo primero que de lo segundo) en el asunto, pero ahí está también el currele de muchos otros a los que cabe tener en cuenta en el resultado final, que por eso salen todos y todas en los títulos de crédito; aunque, por falta de costumbre y/o educación, el personal suele abandonar la sala de cine o, en su caso, el streaming, antes de que termine la relación.

Un trabajo que parece ser que tuvo una larga gestación durante la década de los 70, y que, no sé porqué, me esnifa que (sólo es especulación), Ridley Scott saltó a la delantera con su “Alien” (1979), ambientado en otro contexto, pero con unos paralelismos demasiado claros y omnipresentes, como para pensar que, ya no tanto el que “The Thing” beba de “Alien”, como que, por algún rollo raro de esos que se dan en Hollywood, y que suelen quedarse entre bambolinas, los del “octavo pasajaro” le birlaron la idea a Bill Lancaster y a los productores “La Cosa”. Y aunque “Alien” tuvo a Sigourney Weaver, Ian Holm, Tom Skerrit, una enviadable partitura de Jerry Golsmith, y descaradamente más recursos para crear un horrendo bicho, con menos, Carpenter guía “The Thing” con una envidiable maestría, la misma o tanto mejor que la que exhibió en “Halloween” (1978), que con nada reventó taquillas. Lo cual me dice, vistos otros filmes bajo su dirección, que el tipo funciona sólo cuando a él, y sólo a él, le da la santísima gana, y que le importa menos de un pepino el que otras cintas que ha producido sean poco menos que bodrios para su constelación de fans. Tenemos a un personaje bastante cabroncete que, independientemente de las cartas que tenga, generalmente malas, sabe echar un buen “slam” cuando le apetece, y ese es el caso de “The Thing”. Lástima que no haya sido en muchas más del nada despreciable número que tiene a sus espaldas.

Me descorcho ante las mentes que se esfuerzan en endosar la pegatina de suspense, terror, ciencia ficción… a una cinta, como si de clases de manzanas se tratara. Cada pieza es única en sí misma; en su contexto, y con todos los elementos que la configuran. Y si forzamos las cosas, dados los gustos y antecedentes de Carpenter, así como la caracterización de los personajes y el ambiente en el que están, hasta “trazas” de Western encontramos en la película. Las bases norteamericana y noruega podrían ser perfectamente pueblos del “lejano oeste”, rodeados de un inhóspito y desértico páramo (en vez de arena y cactus, hielo y más hielo), y en el caso de los desventurados escandinavos, un pueblo saqueado por indios o bandoleros.

Ese paralelismo, más o menos implícito en el encuadre y el decorado que soberbiamente construye la fotografía de Dean Cundey, en el que la soledad de los residentes de la estación se acrecenta paradójicamente con el contraste de un vasto exterior, pero del que no hay escapatoria, se ve explicitado en la caracterización de unos personajes rudos, barbudos, jugadores de cartas y bebedores de “güisqui” para matar el tiempo, en lo que sería un fuerte desorganizado y decadente en términos de disciplina, y por ende vulnerable a cualquier ataque. De insolencia inusitada ya es la presencia del “cowboy” de turno (Kurt Russell), que será quién liderará el hacer de todos en la afanosa (e infructuosa en varios casos), labor de intentar salvar el pellejo.

Y ¿por qué no plantearse el hilo de la trama, sobretodo en su desarrollo de la mitad hasta el final, más o menos, como un duelo entre el rudo “pistolero” (Russell), y el malvado villano (“la cosa”)?… sólo que esta vez, en vez de revólveres, se usa el lanzallamas.

Aquí no son los apaches los que asaltan el enclave, sinó algo menos “neutralizable” o “destructible”. Lo que le da esta característica es que, como en toda historia de “buen" terror, el enemigo es invisible, inidentificable, incontrolable… y muy listo. Y, para más “inri”, en el momento en el que se manifiesta, no lo hace tal cual es, pues es algo informe, y manteniendo el anonimato de su apariencia física, provoca mayor pánico. Y el hecho de que los protas sean todos masculinos, con los supuestos atributos del género, el que unos hombretones de tal talla se cisquen en los pantalones lo hace más terrorífico.

Este terror infundido a través de la maldad “no manifiesta”, o manifiesta en forma de retazos gore, oníricos, o a base de pingües dosis de maquillaje, es lo que también vemos en obras maestras de terror como “El Exorcista” (1973), de William Friedkin, o, simplemente, con una máscara de látex (Halloween, 1978; del propio Carpenter). El realizador no abusa para nada de los viscosos y asquerosos planos de cabezas con patas de araña y abdómenes amputabrazos.

Otro ingrediente de la película para su exquisita receta, es el suspense, intriga y/o misterio, introducidos con la vivencia paranoica del: “¿quién es el asesino?” en ese grupo que precisamente necesita unión, camaradería y confianza para sobrevivir, y destruir o aislar al “desconocido” enemigo. Y sigue siendo desconocido porque, a pesar de que descubren “científicamente” como opera el ente alienígena, sigue escapándoseles del control, de lo que el “bicho” es capaz, y cómo actuar en consecuencia para evitar lo peor
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 10 20 44 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow