La cuarta fase es una película que cuenta lo que presenta como hechos reales. Para ello, mezcla falsos videos reales, falsas grabaciones reales y falsos datos reales. Demasiado falso todo para ser real.

Olatunde Osunsanmi se saca de la manga la película. Suyo es el guion y suya la dirección, además de permitirse un pequeño papel dentro de la misma. El guion de Osunsanmi está bien como base para una historia, encontrando un pueblo en el que abundan las desapariciones (ese dato sí es real) y dando vida a la leyenda urbana que corre allí sobre abducciones extraterrestres. El director cree que lo mejor para eso es empezar contando que lo que se va a ver es ficción, pero que se va a combinar con imágenes y grabaciones reales. A partir de ahí, comienza el show. Osunsanmi parte la pantalla en 2 y en 4 imágenes en las que combina las (falsas) imágenes reales con la ficción reconocida. Intenta así dar credibilidad a un asunto que no la tiene en absoluto y que se va cayendo a pedazos a medida que avanza la película. El director intenta con eso far fuerza y dinamismo a la narración, pero consigue justo lo contrario, pues el resultado es repetitivo, falto de vida y cansino. Del intento que hace por ser cine de terror en determinados momentos es mejor no hablar, porque patético es lo más ligero que se me ocurre para definirlo.

Milla Jovovich es amante de las películas raras, de eso no hay duda. Lo que sí que está en duda es su capacidad dramática y eso es porque, cuando tiene que imprimir sentimientos fuertes, se queda en una simple cara bonita que no llega al aprobado. Elias Koteas está más correcto, con un trabajo centrado y natural. Will Patton cierra el reparto principal a un nivel bastante alto también, con un trabajo en el que no sobra ni falta nada.

Resumiendo: La cuarta fase es un falso documental aceptable que se ridiculiza a sí mismo cuando intenta dar la impresión de estar tan convencido de lo que dice que le importa un comino si el espectador lo cree o no. Lo jodido es que eso sucede al principio de la película, por lo que todo lo que viene después no hace sino ir empeorando las cosas hasta llegar a un final en el que la película casi se pone de rodillas e implora que la creas.