Mark Pellington aprovechó, por suerte, todo lo que la película podía dar de sí en este perfecto entramado cinematográfico, que pese a que lo que más destaque sea su tremendo desenlace, el resto es también muy a tener en cuenta: los efectos, la impactante música, la trama bien aramada y muy intrigante, que incluso en sus puntos muertos logra seguir enganchando, el duelo actoral entre Jeff Bridges y Tim Robbins, que es de los mejores y mejor bien resueltos de los que recuerdo...

En definitiva, una película que, pese a que en un principio no te llame la atención, debe visionarse para dejar fascinarte por ella y para sobrecogerte con un frío y realista final, un final sorprendente, impactante y aterrador, que no lograrás predecir ni queriendo, que termina de redondear una gran película.