Antes que nada, los dos únicos elementos que le impiden la matrícula de honor: lo fea que es, y no me sirve que sea para enfatizar el infierno que vive el protagonista; y las maniobras de trapecista que realiza el director para esconder Barcelona.

Por lo demás, "El maquinista" es una pesadilla angustiante, y lo es porque no divaga, porque no busca elementos externos, porque sabe lo que quiere y porque es realísima.

Esta película da pavor porque todos podríamos llegar a ser ese maquinista con insomnio y tormentos de causa aún desconocida. Es asombrosa porque el desarrollo es taquicárdico y su final terriblemente bonito.

Christian Bale es un actor que suele darme pereza, tan intensito y tan desesperado por deslumbrar, pero aquí hace un trabajo para quitarse el sombrero. De Oscar. Y goza de un soporte fabuloso: Jennifer Jason Leigh.

Hay que verla.