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Voto de Miquel:
9
7,3
6.095
Comedia
En un balneario de la costa atlántica, los veraneantes son incapaces de apartarse de sus rutinarias costumbres urbanas. Hasta que llega monsieur Hulot al volante de su viejo cacharro y rompe la calma estival. Para gran alegría de los niños, Hulot ofrecerá a los huéspedes del hotel unas vacaciones inolvidables. (FILMAFFINITY)
28 de septiembre de 2008
30 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo largometraje de Tati, considerado por algunos como el mejor de los 6 que realizó. Escrito por J. Tati, Henri Marquet, Jacques Lagrange y Pierre Aubert, desarrolla un argumento original de Tati y Marquet. Se rueda en escenarios naturales de Saint-Marc-sur-Mer (Bretaña, Francia) y en los platós de los Studios de Boulogne-Billancourt (Francia), con notoria precariedad de medios. Nominado a un Oscar (guión) y al Gran Premio de Cannes, gana el premio Louis Delluc (Tati). Producido por Fred Orain y Jacques Tati para Cady Films, se estrena el 25-II-1953 (Francia).
La acción dramática tiene lugar en Saint-Marc-sur-Mer y alrededores a lo largo de unos días de vacaciones del verano de 1952. El señor Hulot al volante de un coche Amilcar 1924 llega a una pequeña población portuaria bretona, dotada de playa y de servicios de alojamiento, restauración, deportes y ocio, en la que se reúne cada año una colonia de unos 30 veraneantes del país y algún extranjero. Les mueve el deseo de huir de la rutina diaria, tomar el sol, bañarse en el mar y dedicarse al descanso y al ocio. Hulot se hospeda en el Hotel de la Plage, como la mayoría de los veraneantes de la localidad. Es un personaje solitario, soltero, extravagante, alto, inseguro y desgarbado. Extremadamente amable, ceremonioso y de buen corazón, es incapaz de establecer relaciones de amistad con otros veraneantes. Viste con corrección urbana, lleva unos pantalones algo cortos de pierna, fuma en pipa y anda apoyándose en las puntas de los pies.
El film es una comedia cómica, en la que tienen gran importancia los lances de humor visual y las incidencias sonoras (ruidos, susurros, explosiones, golpes...). El guión se presenta muy elaborado. El diálogo es escaso y ocupa una posición marginal. Se inspira con frecuencia en la técnica de los antiguos slapsticks. Suma ironía, sarcasmo, sensibilidad y ternura. Presenta una nutrida galería de personajes singulares, entre los que se encuentra un comandante jubilado, autoritario y susceptible; un aburridísimo y locuaz idealista de izquierdas; un negociante que vive colgado del teléfono; una turista inglesa que sólo habla en inglés; unos camareros muy sufridos; la joven más guapa y rubia, asediada por moscones; etc. Trata con gran cariño y simpatía a los niños y a los animales domésticos.
Hulot, inconsciente e involuntariamente, hace cosas nimias que desencadenan grandes catástrofes colectivas. Sin saberlo y sin quererlo infringe las reglas de convivencia y las de los juegos que practica (incumple los horarios de las comidas, las reglas del tenis, las del ping-pong), por lo que provoca desórdenes, perplejidades y desbarajustes. Rompe la calma del lugar, uno de sus principales atractivos (enciende por error fuegos artificiales en plena noche). Provoca situaciones imprevisibles, que generan confusiones (despedida del duelo en el camposanto). A veces se comporta de manera inapropiada (ensucia el suelo con los zapatos embarrados).
La acción dramática tiene lugar en Saint-Marc-sur-Mer y alrededores a lo largo de unos días de vacaciones del verano de 1952. El señor Hulot al volante de un coche Amilcar 1924 llega a una pequeña población portuaria bretona, dotada de playa y de servicios de alojamiento, restauración, deportes y ocio, en la que se reúne cada año una colonia de unos 30 veraneantes del país y algún extranjero. Les mueve el deseo de huir de la rutina diaria, tomar el sol, bañarse en el mar y dedicarse al descanso y al ocio. Hulot se hospeda en el Hotel de la Plage, como la mayoría de los veraneantes de la localidad. Es un personaje solitario, soltero, extravagante, alto, inseguro y desgarbado. Extremadamente amable, ceremonioso y de buen corazón, es incapaz de establecer relaciones de amistad con otros veraneantes. Viste con corrección urbana, lleva unos pantalones algo cortos de pierna, fuma en pipa y anda apoyándose en las puntas de los pies.
El film es una comedia cómica, en la que tienen gran importancia los lances de humor visual y las incidencias sonoras (ruidos, susurros, explosiones, golpes...). El guión se presenta muy elaborado. El diálogo es escaso y ocupa una posición marginal. Se inspira con frecuencia en la técnica de los antiguos slapsticks. Suma ironía, sarcasmo, sensibilidad y ternura. Presenta una nutrida galería de personajes singulares, entre los que se encuentra un comandante jubilado, autoritario y susceptible; un aburridísimo y locuaz idealista de izquierdas; un negociante que vive colgado del teléfono; una turista inglesa que sólo habla en inglés; unos camareros muy sufridos; la joven más guapa y rubia, asediada por moscones; etc. Trata con gran cariño y simpatía a los niños y a los animales domésticos.
Hulot, inconsciente e involuntariamente, hace cosas nimias que desencadenan grandes catástrofes colectivas. Sin saberlo y sin quererlo infringe las reglas de convivencia y las de los juegos que practica (incumple los horarios de las comidas, las reglas del tenis, las del ping-pong), por lo que provoca desórdenes, perplejidades y desbarajustes. Rompe la calma del lugar, uno de sus principales atractivos (enciende por error fuegos artificiales en plena noche). Provoca situaciones imprevisibles, que generan confusiones (despedida del duelo en el camposanto). A veces se comporta de manera inapropiada (ensucia el suelo con los zapatos embarrados).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Le sobrevienen desgracias que provocan situaciones de pánico (naufragio de la barca). Comete olvidos y distracciones que dan lugar a tumultos (deja abierta la puerta del restaurante). Consigue objetivos que suscitan la envida de muchos (baila con la más guapa). Por cortesía presta servicios de transporte de maletas a otras personas con resultados sorprendentes. Practica deportes de modo insólito (juega al tenis con americana). El film añade lances independientes, no relacionados con Hulot, como el del niño que compra y trasporta 2 helados de cucurucho, provocando una secuencia de tenso suspense.
Entre bromas, critica la abrumadora tecnificación de la vida moderna, las rígidas normas de conducta de la clase media, la ociosidad pasiva de los veraneantes, su sumisión disciplinada a las normas de conducta convencionales, la polarización de las situaciones colectivas entre el orden autoritario y el caos general, la fragilidad de los artilugios técnicos modernos (altavoces que funcionan mal, coches que se averían). Elogia y exalta el buen humor, las excursiones, las fiestas, la relajación veraniega y la alegría de vivir que crea cohesión social, amistad e infunde confianza en uno mismo.
La música, de Alain Romans, aporta melodías festivas de viento (saxo y clarinete) y percusión, a ritmo de fox lento. La fotografía, de Jacques Mercanton y Jean Mousselle, en B/N, reúne en planos generales varios gags simultáneos, ofrece lances visuales brillantes, presenta planos secuencia y planos largos y hace gala de un alborozado realismo. Es una comedia sutil, elegante y vitalista. Constituye un interesante testimonio documental de cómo eran en agosto las playas veraniegas de Europa antes de la eclosión, en los años 60 y siguientes, del turismo de masas.
Entre bromas, critica la abrumadora tecnificación de la vida moderna, las rígidas normas de conducta de la clase media, la ociosidad pasiva de los veraneantes, su sumisión disciplinada a las normas de conducta convencionales, la polarización de las situaciones colectivas entre el orden autoritario y el caos general, la fragilidad de los artilugios técnicos modernos (altavoces que funcionan mal, coches que se averían). Elogia y exalta el buen humor, las excursiones, las fiestas, la relajación veraniega y la alegría de vivir que crea cohesión social, amistad e infunde confianza en uno mismo.
La música, de Alain Romans, aporta melodías festivas de viento (saxo y clarinete) y percusión, a ritmo de fox lento. La fotografía, de Jacques Mercanton y Jean Mousselle, en B/N, reúne en planos generales varios gags simultáneos, ofrece lances visuales brillantes, presenta planos secuencia y planos largos y hace gala de un alborozado realismo. Es una comedia sutil, elegante y vitalista. Constituye un interesante testimonio documental de cómo eran en agosto las playas veraniegas de Europa antes de la eclosión, en los años 60 y siguientes, del turismo de masas.