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Drama
En la Inglaterra del siglo XVII, una mujer usa sus atractivos para escalar peldaños en la cerrada estructura social de la corte. Amber St. Clair se propone ascender de chica de pueblo a noble, pero en el camino perderá muchas cosas importantes, entre ellas su gran amor. (FILMAFFINITY)
24 de noviembre de 2009
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superproducción de la Fox, concebida inicialmente como réplica de “Lo que el viento se llevó” (Fleming, 1939). La dirección se encomienda en principio a John M. Stahl, que es sustituido un tiempo después por Otto Preminger (1905-86). El guión es de Philip Dunne y Ring Lardner Jr., que es despedido durante la realización de su trabajo a raíz de su inclusión en la lista negra del infausto senador Joseph McCarthy. Jerome Cady realiza la adaptación de la novela “Forever Amber” (1944), de Kathleen Winsor. Se rueda, a lo largo de casi 5 meses, en los Warner Studios (Burbank, L.A.). Obtiene una nominación a los Oscar (banda sonora). Producido por William Perlberg para la Warner, el film se estrena el 10-X-1947 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en Inglaterra: en una granja agrícola y en la vecina posada Marygreen, situada a 2 días a caballo de Londres (unos 120 Km.) y en Londres (prisión, calles, domicilios privados, palacio Radcliffe, Whitehall...), a lo largo de 25 años, entre 1660 (derrocamiento de Carlos I) y poco antes del fallecimiento (1685) de Carlos II. Ámbar, siendo bebé, es abandonada frente a una granja agrícola propiedad del matrimonio puritano formado por Matt St. Clair y su esposa, que la adopta como hija. Hastiada del rigorismo de sus padres, que la quieren casar con el hijo de un vecino criador de cerdos, a los 16 años huye sola a Londres en busca de aventuras, libertad, trabajo, amistades, independencia y prosperidad. Movida por las circunstancias se ve abandonada a su suerte, engañada, estafada, implicada en la vida delictiva y protegida por personajes singulares. Se defiende de la adversidad gracias a su inteligencia y habilidad.
El film suma drama, romance, acción, aventuras, crónica de costumbres y cine de época (s. XVII). Es uno de los 10 films que realiza Preminger durante su etapa al servicio de la Fox (1945-1951). Constituye un elogio, sentido y convencido, a favor de la lucha por la libertad y sus manifestaciones: libación personal, independencia, autonomía, amor libre, espíritu inconformista y ánimo batallador. Para el realizador la libertad, el bien más preciado de la persona humana, no se consigue gratuitamente: reclama una lucha constante. La protagonista encarna el espíritu de la mujer de la posguerra de la IIGM, situado lejos de los principios puritanos de Matt St. Clair, para quien “la vanidad en el alma de la mujer es obra del diablo”. Pese al título en español, Ámbar es más libertina que ambiciosa.
La narración se presenta construida con la elegancia, la minuciosidad y el espíritu perfeccionista que caracterizan al realizador. No faltan los juegos de apariencias que ocultan en los personajes secretos como el sadismo, celos enfermizos, frivolidad, afanes de engaño, codicia, etc. La cinta reúne un vestuario llamativo, variado, colorista y bien diseñado; unos decorados vistosos, con cortinajes y vidrieras emplomadas; un cromatismo vibrante de colores puros; un elenco numeroso de actores, actrices y extras.
La acción dramática tiene lugar en Inglaterra: en una granja agrícola y en la vecina posada Marygreen, situada a 2 días a caballo de Londres (unos 120 Km.) y en Londres (prisión, calles, domicilios privados, palacio Radcliffe, Whitehall...), a lo largo de 25 años, entre 1660 (derrocamiento de Carlos I) y poco antes del fallecimiento (1685) de Carlos II. Ámbar, siendo bebé, es abandonada frente a una granja agrícola propiedad del matrimonio puritano formado por Matt St. Clair y su esposa, que la adopta como hija. Hastiada del rigorismo de sus padres, que la quieren casar con el hijo de un vecino criador de cerdos, a los 16 años huye sola a Londres en busca de aventuras, libertad, trabajo, amistades, independencia y prosperidad. Movida por las circunstancias se ve abandonada a su suerte, engañada, estafada, implicada en la vida delictiva y protegida por personajes singulares. Se defiende de la adversidad gracias a su inteligencia y habilidad.
El film suma drama, romance, acción, aventuras, crónica de costumbres y cine de época (s. XVII). Es uno de los 10 films que realiza Preminger durante su etapa al servicio de la Fox (1945-1951). Constituye un elogio, sentido y convencido, a favor de la lucha por la libertad y sus manifestaciones: libación personal, independencia, autonomía, amor libre, espíritu inconformista y ánimo batallador. Para el realizador la libertad, el bien más preciado de la persona humana, no se consigue gratuitamente: reclama una lucha constante. La protagonista encarna el espíritu de la mujer de la posguerra de la IIGM, situado lejos de los principios puritanos de Matt St. Clair, para quien “la vanidad en el alma de la mujer es obra del diablo”. Pese al título en español, Ámbar es más libertina que ambiciosa.
La narración se presenta construida con la elegancia, la minuciosidad y el espíritu perfeccionista que caracterizan al realizador. No faltan los juegos de apariencias que ocultan en los personajes secretos como el sadismo, celos enfermizos, frivolidad, afanes de engaño, codicia, etc. La cinta reúne un vestuario llamativo, variado, colorista y bien diseñado; unos decorados vistosos, con cortinajes y vidrieras emplomadas; un cromatismo vibrante de colores puros; un elenco numeroso de actores, actrices y extras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No falta una buena dosis de humor, ironía y sarcasmo (camada de canes del rey, petulancia de sus amantes de ocasión, servilismo exagerado de sus ayudantes de cámara y secretarios, etc.). Describe con ironía el libertinaje de la corte e incorpora una carga erótica sugerida que posiblemente supera la fuerza y efectividad de las imágenes suprimidas a cargo de una censura que en ésta, como en otras ocasiones, pierde el sentido de la proporción y adopta actitudes que socavan sus apoyos.
En relación a la interpretación hay que señalar el absoluto protagonismo de Linda Darnell, que entrega un trabajo grato, rico en encanto, naturalidad y sensualidad. Otros actores y actrices a citar son Cornel Wilde, frío y distante; George Sanders, en un papel no hecho a su medida; Jessica Tandy en unas breves intervenciones como Nan Britton, etc. Suceden muchas cosas a lo largo del film: incendio de la ciudad, epidemia de peste negra, duelo a espada, representación teatral de Romeo y Julieta, parto, persecuciones a caballo, juicio, etc. El desfile de personajes exóticos es amplio y variopinto: cortesanas, corsarios, bandoleros, estafadores, asesinos, vendedoras de naranjas, curanderas, etc.
La obra topa con una oposición dura de la censura y muy especialmente de la Liga de la Decencia, presidida entonces por el cardenal Francis Spellman, arzobispo de Nueva York, famoso en España por su apoyo público y notorio al nacional catolicismo. El metraje del estreno se reduce considerablemente, pero no se aplacan las iras de los censores, que reclaman la retirada del film. Su estreno se ve acompañado de un éxito notable, aunque muy inferior al esperado inicialmente. La duración de la película editada en DVD (2009) es de 133 minutos, sobre un metraje original de 138. Años más tarde Preminger es el primer realizador que se atreve (1955) a poner en circulación en el circuito de las salas comerciales un largometraje (“El hombre del brazo de oro”) sin la autorización previa preceptiva de la Motion Picture Association of America, encargada de hacer cumplir el Código Hays. El reto surte el efecto deseado: la asociación calla. Muchos films posteriores hacen lo mismo.
La banda sonora, de David Raksin (“Laura”, 1944), ofrece una partitura que suma composiciones orquestales y para grupos de cuerda, que evocan las obras del barroco inglés. Predomina el tema principal, dedicado a Ámbar. La fotografía, de Leon Shamroy (“Cleopatra”, Mankiewicz, 1963), en color (technicolor), crea una narración visual atractiva, un tanto oscura en algunas secuencias de interior, acorde con los principios del estilo realista y decididamente verosímil del autor.
Bibliografía
Antonio GARCÍA-BERRIO, “Dos películas de época”, ‘Otto Preminger’, pág. 104-109, Cátedra ed., Madrid 2009.
En relación a la interpretación hay que señalar el absoluto protagonismo de Linda Darnell, que entrega un trabajo grato, rico en encanto, naturalidad y sensualidad. Otros actores y actrices a citar son Cornel Wilde, frío y distante; George Sanders, en un papel no hecho a su medida; Jessica Tandy en unas breves intervenciones como Nan Britton, etc. Suceden muchas cosas a lo largo del film: incendio de la ciudad, epidemia de peste negra, duelo a espada, representación teatral de Romeo y Julieta, parto, persecuciones a caballo, juicio, etc. El desfile de personajes exóticos es amplio y variopinto: cortesanas, corsarios, bandoleros, estafadores, asesinos, vendedoras de naranjas, curanderas, etc.
La obra topa con una oposición dura de la censura y muy especialmente de la Liga de la Decencia, presidida entonces por el cardenal Francis Spellman, arzobispo de Nueva York, famoso en España por su apoyo público y notorio al nacional catolicismo. El metraje del estreno se reduce considerablemente, pero no se aplacan las iras de los censores, que reclaman la retirada del film. Su estreno se ve acompañado de un éxito notable, aunque muy inferior al esperado inicialmente. La duración de la película editada en DVD (2009) es de 133 minutos, sobre un metraje original de 138. Años más tarde Preminger es el primer realizador que se atreve (1955) a poner en circulación en el circuito de las salas comerciales un largometraje (“El hombre del brazo de oro”) sin la autorización previa preceptiva de la Motion Picture Association of America, encargada de hacer cumplir el Código Hays. El reto surte el efecto deseado: la asociación calla. Muchos films posteriores hacen lo mismo.
La banda sonora, de David Raksin (“Laura”, 1944), ofrece una partitura que suma composiciones orquestales y para grupos de cuerda, que evocan las obras del barroco inglés. Predomina el tema principal, dedicado a Ámbar. La fotografía, de Leon Shamroy (“Cleopatra”, Mankiewicz, 1963), en color (technicolor), crea una narración visual atractiva, un tanto oscura en algunas secuencias de interior, acorde con los principios del estilo realista y decididamente verosímil del autor.
Bibliografía
Antonio GARCÍA-BERRIO, “Dos películas de época”, ‘Otto Preminger’, pág. 104-109, Cátedra ed., Madrid 2009.