Primera de una saga de películas apocalípticas de Dennis Quaid, esta supone un hito negativo en el ya languideciente thriller semigore de finales del siglo XX e inicios del siglo XXI. Su escualidez argumental no ayuda a un Quaid desganado y con razón, y teniendo que ser precisamente el rotor de la película, lleva al film a una pobreza alarmante. El guión malo con ganas nos propone una serie de crímenes de corte manierista que hace recordar a un postludio poco imaginativo de cualquier crimen de "Pesadilla en Elm Street" o "viernes 13". Y sí ;como verán, la cosa va va de adolescentes chungos otra vez más, pero estos muy religiosos que se saben el apocalipsis de cabo a rabo; incluyendo uno con mas mano en las labores tanatoriales que Jack el Destripador; una adolescente china más caliente que el palo de un churrero (forzada por Peter Stormare, el único actor que merece la pena en toda la película), y el propio hijo de Quaid que se gasta la pasta de su padre en colgarse plan jamón serrano de bar de carretera. Spielberg los hubiera puesto encima de unas bicicletas, yo los veo mejor subidos a lomos de jumentos.