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6
6,8
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Musical. Romance. Drama
Los adolescentes Tony y María, a pesar de tener afiliaciones con pandillas callejeras rivales, los Jets y los Sharks, se enamoran en la ciudad de Nueva York en la década de los 50. Nueva versión del legendario musical 'West Side Story', a su vez adaptación de una famosa obra de teatro de Broadway, que modernizaba la historia de 'Romeo y Julieta', de Shakespeare. (FILMAFFINITY)
5 de enero de 2022
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los desafíos más destacables de traer West Side Story al siglo XXI tiene que ver con "superar" la modernidad que todavía conserva la versión de 1961. Sigue existiendo el infatigable racismo existente entre bandas, la ceguera y brutalidad policial se mantienen al pie del cañón y la gentrificación implica uno de los males irreversibles de la contemporaneidad. De aquí nace la inevitable pregunta: ¿por qué realizar una nueva adaptación de West Side Story? ¿Para pulir algunos conceptos y traducirlo en jerga del siglo XXI? ¿Para crear más pies de página mediante tramas empoderadas y arcos que visibilizan minorías? ¿O es básicamente una advertencia que sigue la línea de "qué poco hemos avanzado en 60 años"? Sea como fuere, esta reiteración del musical de Robbins, con música de Bernstein y letras de Sondheim, supone un proyecto personal para Spielberg, y eso se nota... a veces.
Para comenzar, el trabajo de los bailarines es, cuando menos, notable. No creo que superen la versión original, pues, personalmente, creo que tiene algunos de los mejores números de baile de toda la historia de los musicales, pero se nota que se han preocupado por crear un elenco de personajes versátiles, que sepan expresarse y sean capaces de crear una identidad a través del movimiento.
Juntamente con la coreografía de los actores, creo que la coreografía de cámaras también resulta la mar de buena. Sin ser perfecta y demasiado constante, hay momentos en los que se deja respirar el plano para que la información se asiente de forma correcta, hecho que aporta un cierto valor estético a la cinta. Visualmente tiene su aquel, aunque considero que hay algunos momentos en los que hay demasiada exposición lumínica como para que pueda considerar algunos planos como buenos.
Esta versión está mucho más cargada políticamente que la original, haciéndose eco de una época en la que callarse las quejas implica dejar espacio suficiente a aquellos agentes sociales negativos para que siembren su particular idea del caos a través de odios, prejuicios y estereotipos. Quizá no encontremos una respuesta lo suficientemente satisfactoria a las primeras preguntas que planteábamos (¿por qué West Side Story en 2021?), pero sí que creo que Spielberg va bien encaminado en cuanto a plasmación ideológica se refiere. Los cambios no quedan del todo mal (aunque hay algunos que, por el contrario, no acaban de quedar del todo bien).
Dicho esto, podemos ir con aquello con lo que tengo más problemas, comenzando por la grabación de algunas canciones. Para comenzar, en algunos momentos se les ha ido un poco de las manos el uso del corrector de afinación. Las voces sonaban artificiales, mecánicas. Y como en el musical son los altos y las melodías cargadas de aire las que denotan la intensidad, pasar por el filtro esos mismos momentos mermaban notablemente la impresión emocional y terminaba perdiéndome o frustrándome un poco. Por lo general, tengo mis problemas con cómo se han grabado, prácticamente, todas las canciones de esta versión. Su enfoque emocional no me termina de llegar y me deja algo frío. Quitando momentos como el de Rita Moreno, prácticamente único enlace que mantiene Spielberg con la primera versión fílmica del musical, cantando "Somewhere", el resto puede hacerme gracia (en efecto, soy un "Gee, Officer Krupke" enjoyer) o transmitirme un poco, pero nunca lo suficiente como para integrarme al 100% en la película.
Junto a esto: la edición. No me gusta como está editada esta versión. Es cierto que, como decía, hay momentos en los que se deja respirar el plano, pero algunos (bastantes) momentos de la película consisten en un sistema de edición atropellado, como intentando darle dinamismo a las escenas, consiguiendo, irónicamente, lo contrario. Creo que, a nivel técnico, la edición especialmente en el musical tiene que ser una de las piezas fundamentales del puzle, pues es lo que permite que una coreografía se vea bien o no, cosa que aquí ha sucedido varias veces.
Uno de esos momentos sucede con uno de los highlights de toda la obra: Tony cantando "Maria". Se han visto, se han acercado, se han escondido, se han besado y se han enamorado. Han descubierto lo que es el amor a primera vista. Tony se marcha y tiene el nombre de su enamorada inscrito en el pensamiento: Maria. Aquí comienza la canción. Tony canta una oda a este primer encuentro, dejándose llevar por lo que ha sido y lo que podrá ser en el futuro su relación. En la de 1961 esto se consigue a la perfección. El Tony de Beymer tiene una cara de embobado que no puede con ella y cuando canta entiendes que eso que ha vivido es una de las emociones más fuertes imaginables para el ser humano. Todo eso enmarcado en una cinematografía y edición que parecen hacer hincapié a la sensación onírica de lo que acaba de sentir nuestro protagonista. Se zambulle en la acción.
La escena en la que el Tony de Elgort canta esta canción parece un anuncio de perfume: Eau de Maria. Está editado de tal manera que parece que nos están intentando vender algo. No nos dejan entender los sentimientos de este Tony. ¿Qué le pasa? ¿Tanto se ha enchochado con esta puertorriqueña, miembro de la banda contrincante de los Jets? No consigo empaparme de esa idea romeojulietesca (que, al fin y al cabo, es lo que debe ser) del amor como transgresor de barreras, identidades, continentes. Todo me resulta plano, monótono. No quiero tu perfume, Ansel. Me da que huele a rancio.
Sigo en spoiler por falta de espacio.
Para comenzar, el trabajo de los bailarines es, cuando menos, notable. No creo que superen la versión original, pues, personalmente, creo que tiene algunos de los mejores números de baile de toda la historia de los musicales, pero se nota que se han preocupado por crear un elenco de personajes versátiles, que sepan expresarse y sean capaces de crear una identidad a través del movimiento.
Juntamente con la coreografía de los actores, creo que la coreografía de cámaras también resulta la mar de buena. Sin ser perfecta y demasiado constante, hay momentos en los que se deja respirar el plano para que la información se asiente de forma correcta, hecho que aporta un cierto valor estético a la cinta. Visualmente tiene su aquel, aunque considero que hay algunos momentos en los que hay demasiada exposición lumínica como para que pueda considerar algunos planos como buenos.
Esta versión está mucho más cargada políticamente que la original, haciéndose eco de una época en la que callarse las quejas implica dejar espacio suficiente a aquellos agentes sociales negativos para que siembren su particular idea del caos a través de odios, prejuicios y estereotipos. Quizá no encontremos una respuesta lo suficientemente satisfactoria a las primeras preguntas que planteábamos (¿por qué West Side Story en 2021?), pero sí que creo que Spielberg va bien encaminado en cuanto a plasmación ideológica se refiere. Los cambios no quedan del todo mal (aunque hay algunos que, por el contrario, no acaban de quedar del todo bien).
Dicho esto, podemos ir con aquello con lo que tengo más problemas, comenzando por la grabación de algunas canciones. Para comenzar, en algunos momentos se les ha ido un poco de las manos el uso del corrector de afinación. Las voces sonaban artificiales, mecánicas. Y como en el musical son los altos y las melodías cargadas de aire las que denotan la intensidad, pasar por el filtro esos mismos momentos mermaban notablemente la impresión emocional y terminaba perdiéndome o frustrándome un poco. Por lo general, tengo mis problemas con cómo se han grabado, prácticamente, todas las canciones de esta versión. Su enfoque emocional no me termina de llegar y me deja algo frío. Quitando momentos como el de Rita Moreno, prácticamente único enlace que mantiene Spielberg con la primera versión fílmica del musical, cantando "Somewhere", el resto puede hacerme gracia (en efecto, soy un "Gee, Officer Krupke" enjoyer) o transmitirme un poco, pero nunca lo suficiente como para integrarme al 100% en la película.
Junto a esto: la edición. No me gusta como está editada esta versión. Es cierto que, como decía, hay momentos en los que se deja respirar el plano, pero algunos (bastantes) momentos de la película consisten en un sistema de edición atropellado, como intentando darle dinamismo a las escenas, consiguiendo, irónicamente, lo contrario. Creo que, a nivel técnico, la edición especialmente en el musical tiene que ser una de las piezas fundamentales del puzle, pues es lo que permite que una coreografía se vea bien o no, cosa que aquí ha sucedido varias veces.
Uno de esos momentos sucede con uno de los highlights de toda la obra: Tony cantando "Maria". Se han visto, se han acercado, se han escondido, se han besado y se han enamorado. Han descubierto lo que es el amor a primera vista. Tony se marcha y tiene el nombre de su enamorada inscrito en el pensamiento: Maria. Aquí comienza la canción. Tony canta una oda a este primer encuentro, dejándose llevar por lo que ha sido y lo que podrá ser en el futuro su relación. En la de 1961 esto se consigue a la perfección. El Tony de Beymer tiene una cara de embobado que no puede con ella y cuando canta entiendes que eso que ha vivido es una de las emociones más fuertes imaginables para el ser humano. Todo eso enmarcado en una cinematografía y edición que parecen hacer hincapié a la sensación onírica de lo que acaba de sentir nuestro protagonista. Se zambulle en la acción.
La escena en la que el Tony de Elgort canta esta canción parece un anuncio de perfume: Eau de Maria. Está editado de tal manera que parece que nos están intentando vender algo. No nos dejan entender los sentimientos de este Tony. ¿Qué le pasa? ¿Tanto se ha enchochado con esta puertorriqueña, miembro de la banda contrincante de los Jets? No consigo empaparme de esa idea romeojulietesca (que, al fin y al cabo, es lo que debe ser) del amor como transgresor de barreras, identidades, continentes. Todo me resulta plano, monótono. No quiero tu perfume, Ansel. Me da que huele a rancio.
Sigo en spoiler por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Esto nos lleva a otro problema. La actuación de todos me parece la mar de decente. Por ejemplo, me gusta el trabajo de Mike Faist como Riff, uno de los personajes que más carga emocional aportan a la trama. O Ariana DeBose como Anita, otro de los highlights absolutos de esta nueva versión. Sin embargo, llega Elgort y me confunde soberanamente. Su trabajo como Tony no consigue transmitirme demasiado de forma consistente. Hay momentos aquí y allá que me resultan atractivos, pero otros, como el comentado del perfume, que me dejan con un palmo de narices porque no sé qué sentir hacia ellos que sea mínimamente positivo. Demasiadas veces debe haber visto Ansel a Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo y La ley del silencio, porque su interpretación del papel llama a gritos una comparación con el sistema de actuación de Brando para conseguir personajes intensos y atormentados.
Spielberg juega con ventaja. La base sobre la que levanta la película es sólida, como lo ha demostrado el musical y su adaptación fílmica. Shakespeare, con su Romeo y Julieta bajo el brazo, es inmortal y sus adaptaciones siempre serán veneradas como tal. Además, el director parte de un trasfondo profundamente emocional y personal, haciendo que la integración de algunos de sus motivos más característicos (la familia, la pertenencia) resulten adecuados para el porvenir de las cosas. Pero están todas aquellas razones comentadas, a la que le podemos añadir un problema de alargamiento de cinta considerable (más de 2h 30min es, quizá, too much), que me rebajan el resultado final. Demasiada tónica en mi gin-tonic (y otras metáforas cursis que se me ocurren y que no voy a poner aquí). Vuelvo a levantar la pregunta por si acaso no había quedado clara: ¿por qué West Side Story en 2021?
Spielberg juega con ventaja. La base sobre la que levanta la película es sólida, como lo ha demostrado el musical y su adaptación fílmica. Shakespeare, con su Romeo y Julieta bajo el brazo, es inmortal y sus adaptaciones siempre serán veneradas como tal. Además, el director parte de un trasfondo profundamente emocional y personal, haciendo que la integración de algunos de sus motivos más característicos (la familia, la pertenencia) resulten adecuados para el porvenir de las cosas. Pero están todas aquellas razones comentadas, a la que le podemos añadir un problema de alargamiento de cinta considerable (más de 2h 30min es, quizá, too much), que me rebajan el resultado final. Demasiada tónica en mi gin-tonic (y otras metáforas cursis que se me ocurren y que no voy a poner aquí). Vuelvo a levantar la pregunta por si acaso no había quedado clara: ¿por qué West Side Story en 2021?