Se agradece el aire acondicionado en días de bochorno, cuando el levante en Ceuta aprieta duro. Primera hora de la tarde de un domingo aletargado, como casi todos los veraniegos. Ganas de ver la nueva historia de mi factoría favorita de animación. Empieza bien la velada cinematográfica pues el corto que precede a la película, 'La luna', me encanta. Y el film empieza aún mejor, al minuto ya estaba boquiabierta ante unos paisajes escoceses que me muero por conocer. Primeros quince minutos ágiles... y luego, lo que temía.

El guión de 'Brave' se desmorona a cada segundo. Y no es que la historia no resulte agradable, no. Es una película tierna con algún momento hilarante. Pero le falta chicha a un relato que, con semejante talento de diseño, podría haber dado mucho más de sí. Me estrello con 'Brave' como en su día me ocurrió con la, sobrevaloradísima, 'Up'. Aún así Pixar merece todos mis respetos, conste. Y vale la pena que los niños, y no tan niños, se sienten para ver un producto realizado primorosamente. Mientras tanto, yo seguiré aguardando a largos como 'Buscando a Nemo', 'Monstruos S.A' y la trilogía de 'Toy Story', para mi gusto, los momentos más álgidos de la compañía.