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Voto de RAMON ROCEL:
7
Drama. Romance. Comedia Historia de amor y gastronomía ambientada en México a principios del siglo XX. Dos jóvenes locamente enamorados, Tita (Lumi Cavazos) y Pedro (Marco Leonardi), tienen que renunciar a su amor porque Mamá Elena (Regina Torne) decide que Tita, por ser la menor de sus hijas, debe quedarse soltera para cuidarla en su vejez. Entre los olores y sabores de la cocina tradicional mexicana, Tita sufrirá durante muchos años por un amor que perdurará ... [+]
16 de junio de 2009
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ensueño

Voy bajando del cerro con un venado a cuestas. La caza ha sido buena. Siempre he tenido buen ojo y pulso firme en el gatillo a la hora de apuntar con el rifle. Sin embargo esta habilidad, pronto será utilizada en un evento que convulsionará al país. Lo he visto en muchos “sueños”. En visiones. Un viejo chaman me hablo del arte de “ensoñar”.
Las campanas del pueblo de Chimalistac que ya alcanzo a ver a lo lejos, doblan, llamando a misa. Su sonido me hace reflexionar. Descanso un poco sobre la piedra y pienso en mi casa.
La hacienda “Los arcos” que pertenece a mi abuelo. La que nunca heredare porque solo estoy de paso en esta misión. Casi duermo sobre la piedra. Veo las amplias escaleras de madera oscura y las paredes blancas. Pisos de adoquín en el patio. Sombreros de charros en las paredes de la estancia. La casa es cómoda y entonces llaga a mí, el olor inconfundible de la comida.
Las mujeres de la casa preparando los platillos mexicanos. El olor del chocolate caliente. El patriarcado se mezcla con el aroma del café, de la comida, de los cuerpos de las mujeres, que desde que llegue a esta hacienda me atienden como a un pachá.
El hombre siempre manda. La mujer al servicio del amo. Mujer abnegada y hacendosa.
Se conquista al hombre por el estomago.
El viejo hacendado tiene varias mujeres. Otras casas. “Casa grande”, “casa chica” y “capillitas”.
El machismo mexicano. Como me lo inculcaron desde niño. “¡Un hombre lavando trastes… eso es para jotos”!
¡Mujer! Dame de comer, láveme los pies, dame de comer, lava la ropa chatita, amamántame… limpia mis botas, ponte el rebozo, en la soledad… te hare el amor.

La figura del viejo parece borrosa, casi como un fantasma.
La abuela rencorosa, soporta la infidelidad porque así tiene que ser. Hace la comida.
Por eso cuando el viejo se cayó del caballo, ella descanso. Fin de el “Pedro Paramo”.
Tías, hermanas, primas esposas, madres. Es el mundo que me cobija como una burbuja de jabón. Aquí no entra la puta. Porque es la familia.
Que deliciosas enchiladas con harta cebolla.
Las imágenes se alejan. Las campanas dejan de tañer. Rita con sus ojos grandes, negros, rizadas pestañas y sus trenzas perfectas, me espera. Necesito abrazarla. Porque el viento, el frío viento que trae la revolución me cala hasta los huesos.
Los ecos de las armas se escuchan ya.
La locomotora ruge, el vapor que deja, parece el hervor de una gran olla en ebullición. Ya no es al aroma de la cocina mexicana y mis mujeres. Es el olor de la maquina armada hasta los dientes. Voy a Tlaxcaltongo… voy a dejar frio al viejo Carranza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RAMON ROCEL
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