Es ese ritmo el que mantiene en toda su obra mientras la alta sociedad es descuartizada, al menos así empiezo yo a imaginarla, interesantes pero pedantes, todo es cotilleo, triunfos y aventuras... pero aquí topamos con una buena católica, aparte de estresante vida de exposiciones y otros intereses cultos y consumistas, se mantiene firme escogiendo con atención, se puede permitir la calidad y sus cuidados, pero la realidad le viene a ser más bien vergonzosa, la terapia, pasar de la timidez al descaro, posible gracias a la medicina alternativa china, una hipnosis de besos de pingüinos.

Miedos, sentimientos, aspiraciones, otra vida en la que sumergirse y que, como siempre, Allen sabe conducir a esta mujer perdida con hierbas suaves que van marcando objetivos para superar la presión, no hay más que un juego propuesto sin provocación y sin conseguir cautivar al espectador al no parecer armonioso, no es más que el clásico dilema del adulterio pero con una devota de Madre Teresa, así el conflicto resultaba más conflictivo.

El cambio de hierbas nos lleva a algo más surreal y un poco más profundo, pero ser invisible no aumenta la seguridad ni supera el atasco, además se acaba convirtiendo en repetitivo y cada vez su visionado se me hace menos mágico, son ideas ocurrentes que no quedan consolidadas como para considerarla una gran película, pero bueno, siempre existe ese contacto con la cultura y la sutileza, esos recursos para analizar el interior de los personajes y un método de terapia que, aunque daba para mucho más, le otorga originalidad.

Recordar, experimentar y expresar, humor suave del "sólo se vive una vez" para alguien que proviene de un colegio de monjas, la mosquita muerta juega al engaño aunque éste es convencional, se libera de los rumores pero no se hace canalla con su personaje ni es machacado realmente por sus compañeras de las altas esferas.... fantasea, descubre y decide, es la historia de se deshace uno para que por otro se rehaga otro, ese golpe doble del amor lógico y la rutina a la deriva.

Siempre queda esa sensación de explicar el miedo a la liberación con una hierba muy fuerte, la que le permite la última elección, el camino de la vida ya fue bastante absurdo pero busca redondear el papel y la película equivocando la nuez moscada, es la manera de finalizar un cuento de pocas páginas y muchos dibujos, pero acaba siendo sincero y agradable, rumbo a Calcuta, hacerlo todo ella, otra mujer y no por estirarse la cara.