Último filme realizado por el joven William Girdler, que en pocos años había conseguido labrarse una bonita e interesante filmografía que, de acuerdo, todavía no había pasado de la serie B/C, pero siempre sus trabajos estaban confeccionados con verdadero mimo y cariño, tanto hacia sus personajes como al espectador/a.
En esta ocasión logra una cinta amena en líneas generales, muy curiosa y en cierto modo original, aunque si rascamos un poquito podemos ver que, en realidad, es una especie de "El exorcista", pero con demonio indio (piel roja quiero decir).
Es una pena por cuanto se ve dividida en dos mitades, siendo la primera de ellas la mejor, aquella donde conocemos a los principales personajes (si quitamos al de Michael Ansara, que tarda más de la cuenta en aparecer), y vamos viendo de qué va el caso (y la cosa).
Más tarde, cuando comienzan los fuegos artificiales, el intento por derrotar al hechicero indio y de paso salvar a Karen, la cosa va tomando derroteros que si no caen en el ridículo sí que lo bordean peligrosamente.
La verdad es que todo iba bien pero luego se tuerce y creo que también descarrila, aunque hay quien comenta que logra un buen filme fantástico. Yo creo que, al final, no.
Pero bueno, hay verla con simpatía pues por lo menos se agradece el esfuerzo y el empeño puesto.
Y es una verdadera pena que muriera Girdler tan joven pues tenía ideas e imaginación de sobra para haber llegado mucho más alto. En fin...

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