Inenarrable film de Alejandro González Iñarritu, que causa sorpresa siempre y admiración a veces.
Y lo logra por su sofisticado, alambicado a veces y siempre rica puesta en escena, donde lo real y lo irreal se entremezclan con singular maestría.
A pesar de que el guión, muy esforzado, toque muchos palos, la narración es clara y fluida, lográndose que el espectador siempre esté interesado por la trama y sus derivaciones.
Y lo logra, no cabe duda, gracias a la ejemplaridad de su singular, atractivo y excelente elenco interpretativo, donde sobresale un Michael Keaton maravilloso. Logra una composición admirable de un ser mezquino a veces, egoísta, manipulador, pero también y el mismo tiempo tremendamente conmovedor. Vamos, que se le acaba queriendo pese a sus imperfecciones o quizás precisamente por ello.
Contiene drama, melodrama, fantasía, o al menos presunta fantasía, y mucho humor gracias a varios gags visuales pero sobre todo a unos exquisitos diálogos.
Un gran trabajo de Iñarritu que convence, creo, que a casi todos los espectadores. Aunque para ello hay que hacer un pequeño esfuerzo en cuanto a aceptar sus muy atractivas premisas argumentales