"- ¿Cuándo vamos a ver algo de sentido común en este mundo?
- Cuando te cuelguen".

Spaguetti western, considerado como un título, entre maldito y de culto, maldito por cuanto en muchos países no se estrenó comercialmente, y de culto al no haber sido pocos los críticos que la ensalzaron desde el principio, aduciendo que poco se parecía a otros de sus congéneres, tanto en la forma como, sobre todo, en el fondo.
Y... sí, es cierto. No se parece mucho.
Tiene, eso sí, las constantes del simpático (sub) género, pero hacia mitad de la cinta o un poquito más, toma una deriva in-crescendo de interés argumental y de calidad cinemtográfica perse.
Y es que nos lleva por caminos nada complacientes para con el espectador, tornándose cada vez más dura e inclemente, con la muerte y la venganza como leift-motivs, muchas veces bajo el manto de la legalidad otorgada por el Gobierno de turno.
Al finalizar, una vez que el espectador/a se queda perplejo ante el final, pegado a la butaca (de casa), atónito, se nos dice que todo lo visto (con sus licencias narrativas para ser llevado al cine) ocurrió en la realidad, cambiándose las leyes tras los acontecimientos descritos.
Es ahí donde nos damos cuenta de la seriedad del producto, que el gran Sergio Corbucci, un grande en el spaguetti, pero también en el género del péplum y/o bélico, eleva a la categoría de gran clásico... eso sí, poco visto me temo.
A todo ello ayuda la magnífica banda sonora del maestro Morricone, con orquestación de Bruno Nicolai, y la fotografía de Silvano Ippoliti, que destaca sobremanera la dureza de los paisajes nevados, tan escarpados, inhumanos y crueles con el ser humano.
Para mi gusto, una excelente cinta, que al comienzo parece ir por los senderos habituales del spaguetti, para poco a poco adentrarse por vericuetos negros como el azabache y trágicos como la muerte misma.

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