Estupendo film de Jean Renoir que quizás hoy en día haya perdido un poquito de fuerza quedando a veces un poco "didáctico", pero que sin duda, en su tiempo fue una auténtica lección de vida, de insuflar esperanza en las buenas gentes agobiadas y humilladas por las tropas extranjeras que ocupaban sus países por medio de la fuerza y la violencia cruel y despiadada.
Mediante un brillante guión de Dudley Nichols, uno de los mejores en su terreno, Renoir logra poco a poco explicarnos el proceso de concienciación de un hombre apocado, cobarde incluso, que no duda en exponerse frente a sus enemigos con tal de hacer ver a los suyos el camino a seguir para mantener la dignidad humana.
Brillantes interpretaciones, bellísima fotografía en blanco y negro, y un ritmo tranquilo que deja paso a la palabra elegante y delicada, exponente de auténticas lecciones magistrales sobre el honor y la dignidad.
Una obra maestra que, ya digo, quizás hoy en día no se mantenga cien por cien lozana, pero que sigue siendo un ejemplo de buen cine, entretenido y comprometido a la vez.
Ganó el Óscar en 1944 por el mejor sonido (Stephen Dunn).

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