Tengo que reconocer que el señor Carrey no era santo de mi devoción en la época en que se hizo famoso, es decir, exactamente cuando Carrey hizo esta película que le lanzó al estrellato en España. No me interesaba lo más mínimo, no lo tragaba, cambiaba de cadena como si me fuera la vida en ello cada vez que me topaba con una de sus comedias y era un actor que simplemente no existía para mí. Todo empezó a cambiar a raíz de ver su actuación en "El show de Truman" y empecé a tomarle en serio y a fijarme en él cuando ví "Olvídate de mí". Desde ese momento, decidí pensar en él como un verdadero actor y me interesé por todo lo que había hecho anteriormente, aunque fueran películas de la talla de "Como Dios" o "Dick y Jane". Así que también he querido ver sus comienzos y, a pesar de que la película no es nada del otro mundo, reconozco que me hizo reír en más de una ocasión, pasé un rato muy entretenido con ella y Carrey está que se sale. Recomiendo, desde luego, verla en versión original, para disfrutar al completo de él. Como cómico no hay nada que objetarle, aunque yo me quedo con el Carrey serio. Junto a él aparece la televisiva Courteney Cox, que no destaca mucho que digamos, ya que su personaje es de los que poco te dejan hacer con él y una venida a menos Sean Young, otra de las actrices que forman parte del club de las acabadas. Young estaba magnífica en películas como "No hay salida", pero ya sólo ha quedado para poca cosa. Una pena, pero así es la vida.