Nos plantamos ante un relato interesante, bien contado, para apreciar sin ideas preconcebidas contaminantes, no es tan lenta como se pueda temer, tampoco es especial ni se basa en acción de giros espectaculares. Es el relato de una mujer joven alcoholizada, con la autoestima por los suelos a causa de una vida fracasada que le hace pensar que vive una mentira, y su vida está ligada por una u otra circunstancia a otras dos chicas, vecinas del barrio.

Estas tres mujeres se presentan en una desfragmentación y en plazos de tiempo, pero esto no supone ningún problema para seguir la historia. Es más, es un aliciente para sumirse en los ambientes intimistas y familiares, no queda mal aceptar esa posible desorientación inicial, yendo de un sitio a otro. Vemos buenas casas, avenidas, actividad, es el mundo neoyorquino donde hay trabajo y juventud, aunque todo el rato he estado presintiendo el aire londinense de la novela. Y es el ambiente ese, el poderoso estímulo que nos lleva como el monótono pero relajante traqueteo del tren, es una película para apreciar en toda su extensión como un film diferente, distinto y que funciona con eficacia y acierto para lo que se quiere contar.

Emily Blunt, brillante, nos aporta el eje en una muy convincente actuación. Choca un poco verla tan pasmada con esa viveza natural de su expresión y su evidente encanto; y luego Haley Bennett y Rebecca Ferguson están, sencillamente, sobresalientes en atractivo. A mí, en especial, la sargento Riley (Allison Janney) me ha entusiasmado, lo confieso, me gusta por lo que sea, su físico aporta al personaje profesionalidad al nivel del teniente McGarrett o del mismo comisario Furillo en Canción triste de Hill Street. Se me han hecho cortas sus apariciones, me hubiera gustado acompañarla más, conocer, saber de ella, si tiene familia, cómo le dio por ser policía, etc (este comentario viene a explicar la calidad del personaje y por "ende" los demás).

Los sucesos se mezclan en ese ambiente sin que nada chirríe, porque hay que valorar la contención y tener presente el cerebro de la mujer que no carbura en condiciones, se toma gin tonics a escondidas uno tras otro, así que la acción se dirige con cautela, con trazos difusos y con lagunas, pero con mano experta, sin que los acontecimientos se nos vengan precipitados, y es lógico, no se puede abarcar la literatura de páginas y páginas en una secuencia. Cuestión de tiempo, pero que es fiel al relato (best seller indiscutible), es así, cierto, y en sus maneras, puedes disfrutar sin tener ni pajolera de la novela.

Y sobre todo, además del tema policíaco, hasta llegar ahí cuenta el realismo de los hechos, en la vida no tan feliz de la gente que aparenta un transcurrir ideal en una sociedad joven y acomodada. Se ve la vida de los demás como por la ventanilla de un tren, muy alegremente, gratuitamente, pero se desconoce todo sobre las personas. Miras a alguien y te crees que te va a sonreír cuando si no te ladra, te pide dinero o te cuenta mil penas.