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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
6
Drama La viuda Karen Stone es rica y hermosa. Sus éxitos como actriz son sólo un recuerdo. Vive sola en Roma, retirada de toda actividad artística, en un lujoso apartamento con vistas a las ruinas romanas, y se consuela de su soledad en brazos de jóvenes gigolós. (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primavera romana de la Sra Stone habla de la soledad, aquella que ocupa a una clase social alta que ha vivido grandes triunfos que de pronto, a causa de la edad, ya no goza de la popularidad debida y se encuentran con que empiezan a ser ignoradas, lo que ven como una inevitable caída a la depresión. Por eso al principio se mantienen a costa de fiestas y reuniones pero intuyen que no es suficiente porque el deseo de sentirse arropados sigue vivo. Es entonces cuando en esta película surge la alcahueta como enlace para proporcionar contactos, contactos necesarios para que jóvenes del lugar sin beneficio alguno pudieran aprovecharse de estas ricachonas ofreciendo su compañía.

El drama está servido puesto que la relación es una auténtica farsa pero la señora Stone, en esta historia, alimenta el deseo de tener algo verdadero y único, un joven que la haga sentir a ella también joven huyendo de ese falso baile de un amante tras otro. Vivien Leigh contaba entonces 46 años, tal vez la misma edad de la mujer que representaba, y suponía mucho tiempo por venir aún en soledad. La película es buena pero el argumento queda anclado para aquel núcleo social, adinerados que elegían una ciudad de renombre, famosa, en este caso una Roma de aspecto ruinoso tras la guerra, de la que se aprovechaban sin dar el verdadero valor a las joyas arquitectónicas que habían prevalecido durante 3.000 años.

Tiene valores desde luego, la interpretación de Lotte Lenya, una actriz nacida en el Imperio Austrohúngaro, es magistral, dando vida a una mujer interesada cuyo perfil físico le va como anillo al dedo. En lugares de copas como la cueva que aparece se ruedan escenas muy conseguidas y el guion no tiene pegas, pero la historia, en sí, queda al gusto del consumidor.

Para los exteriores se filma en la Plaza de España y calles de Roma, aunque los interiores se rodaron en Inglaterra porque los italianos, a causa de La Dolce Vita (1960), estaban hartos de que se expusieran sus palacios como ruinas sin remedio y no dieron el consentimiento debido.
floïd blue
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