El director Jacques Deray dedicado al cine de acción y policiaco, aborda en esta cinta un estilo noir que puede funcionar, o puede no gustar nada. Despista de entrada pero dándole un margen de confianza a la figura del inspector que crea el protagonista, uno puede encontrarse con algo diferente y curioso. No es una película cómica ni Michel Serrault pretende serlo, todo lo contrario, lo que pasa es que No se muere más de dos veces, presenta a un policía “pegajoso” que no estamos acostumbrados a ver. El humor que destila la película viene por su prepotencia, sus contestaciones bordes, sus impertinencias, y descoloca a veces pero es como si luego se acostumbrara uno a él.
-Jefe, ¿qué significa que uno sea mayorista ovino?
-Déjelo. Tenemos 100 mil millones de neuronas en el cerebro, no malgaste las suyas con esas preguntas.

La película tiene el tono noir por completo, mantiene la intriga de forma ligera pero aceptable, y la muerte está presente de continuo, y más con las grabaciones de la víctima de las polainas a las que se recurren para descubrir quién pudo ser su asesino. El director ha trabajado bien, conoce funcional y orgánicamente el sistema policial, y crea un ambiente muy real a pesar de lo dicho, del tono extraño y desconcertante del inspector. Charlotte Rampling, mujer de mirada triste, larga como un día sin pan y contestaciones laceradas, cumple con su papel acompañando el ritmo de la película.