El personaje del inspector Clousseau, de la Surité francesa, va implícito en el genial Peter Sellers.
Steve Martin, también genial actor humorístico, ha aportado un trabajo digno en el intento de resurgir al inspector de manera honrada, pero para mi, no lo ha conseguido. De todas formas era tarea difícil.
No vale decir que quiere hacerlo de otra forma, porque entonces tendríamos que hablar de otro inspector. Tal vez en la primera se acercó más a la idea.
Y en su intento se ha equivocado, por ejemplo, en dotar al personaje de elementos demasiado retocados y amanerados, de unos ademanes impropios del espíritu de Edwards, casi podríamos añadir un término muy usado para estos casos: Steve Martin sobreactúa. De una manera honrada pero, desgraciadamente, errónea.
El inspector Jaques Clousseau no es una persona soberbia, casi altiva, como aquí se apunta, ni hace el tonto de manera obvia. Al revés. Sellers creó un personaje comedido, prudente, silencioso, que su fatalidad le llevaba al desastre pero no que buscara desesperadamente el desastre de una manera llamativa, casi grotesca.
En lo relativo a su relación cuasi romántica, Sellers no procedería nunca de manera tan extraña, ni ella tendría que ser una mujer de pocas luces, demostró en la cinta original ser un marido atento y "demasiado" correcto con una mujer de bandera: Capucine.
Con el bigotito y sus gestos, Martin parece más una caricatura del personaje de Hércules Poirot y, su verborrea no es la forma de responder del original inspector.
Hay no obstante que valorar el intento, algún gag, pero sobre todo tenemos que valorar el trabajo de los actores que le acompañan que sí cumplen a la perfección, en especial Andy García, que aporta al Dream Team toda la responsabilidad de un perfecto capitán. Una actuación bordada la de él.