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Voto de Vivoleyendo:
8
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Romance. Comedia
Alfred Kralik es el tímido jefe de vendedores de Matuschek y Compañía, una tienda de Budapest. Todas las mañanas, los empleados esperan juntos la llegada de su jefe, Hugo Matuschek. A pesar de su timidez, Alfred responde al anuncio de un periódico y mantiene un romance por carta. Su jefe decide contratar a una tal Klara Novak en contra de la opinión de Alfred. En el trabajo, Alfred discute constantemente con ella, sin sospechar que es ... [+]
18 de diciembre de 2011
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lubitsch era especial creando personajes, diálogos y escenas humorísticas. Era un crítico social socarrón que en el cine solía adoptar el lado cómico y optimista de la vida como la fórmula más llevadera para sobrellevar el lado amargo. Como un amigo insinúa, a veces llegaba a ser “capriniano”. Demasiada tristeza hay ya alrededor para no poder permitirse ofertar sin complejos unos puñados de alegría de vivir.
El director alemán-ruso-estadounidense fue uno de los que realizaron el salto del mudo al sonoro con éxito y sin menoscabo. Como ocurría con cualquiera que tuviera gran potencial, el codicioso Hollywood le echó el ojo y lo apadrinó.
Se pueden obtener diversas lecturas de esta comedia romántica. La sociedad consumista, la empresa, jefes y subordinados, estrategias para captar clientela y aumentar las ventas, lo difícil que es mantener la ecuanimidad en la cadena de poder, las veleidades del caprichoso destino que un día de pronto le da un giro de ciento ochenta grados a la vida... Todas ellas las interpreto como lecturas secundarias, porque hay una trama estrella, de tan rabiosa vigencia que ahora en vez de cartas se trataría del correo electrónico, y sucede en todo lo ancho del globo. Los amigos y amores por correspondencia llevan siglos entablando hilos a través de distancias a menudo muy largas. Aquellos matrimonios por poderes entre prometidos que lo más que habían visto de su pareja era su caligrafía en un papel o, como mucho, un retrato pintado en un lienzo. Tantas amistades desarrolladas en intercambios epistolares que los pliegos repletos de confidencias han llegado a contarse por cientos o millares, como en el caso de ciertas celebridades cuya correspondencia o buena parte de ella se ha conservado.
Y en la actualidad millones se comunican a través de las ondas, y masivamente desde que la era de Internet llegó al entorno del ciudadano medio.
El que más o el que menos conoce la magia de encontrar a alguien afín con quien conectar aunque se esté lejos y las circunstancias de cada uno sean muy diferentes. Surge una necesidad de dar rienda suelta a interioridades que el ambiente cercano no suele invitar a exteriorizar. Y la manera en que el corazón pega un brinco en el pecho al recibir la carta o el mensaje tan esperado es un subidón equiparable a que nos pongan en las manos un regalo sorpresa.
Es una de las muchas formas a través de las que las personas establecemos contacto y nos relacionamos. El cara a cara no posee la exclusividad. Tiene algo fascinante ese misterio. En él caen Alfred y Klara, volcando en un invisible amigo sus anhelos y pensamientos más profundos, mientras paralelamente su rutina es mucho menos halagüeña, tratándose curiosamente de los mismos que en el papel desnudan su alma.
El director alemán-ruso-estadounidense fue uno de los que realizaron el salto del mudo al sonoro con éxito y sin menoscabo. Como ocurría con cualquiera que tuviera gran potencial, el codicioso Hollywood le echó el ojo y lo apadrinó.
Se pueden obtener diversas lecturas de esta comedia romántica. La sociedad consumista, la empresa, jefes y subordinados, estrategias para captar clientela y aumentar las ventas, lo difícil que es mantener la ecuanimidad en la cadena de poder, las veleidades del caprichoso destino que un día de pronto le da un giro de ciento ochenta grados a la vida... Todas ellas las interpreto como lecturas secundarias, porque hay una trama estrella, de tan rabiosa vigencia que ahora en vez de cartas se trataría del correo electrónico, y sucede en todo lo ancho del globo. Los amigos y amores por correspondencia llevan siglos entablando hilos a través de distancias a menudo muy largas. Aquellos matrimonios por poderes entre prometidos que lo más que habían visto de su pareja era su caligrafía en un papel o, como mucho, un retrato pintado en un lienzo. Tantas amistades desarrolladas en intercambios epistolares que los pliegos repletos de confidencias han llegado a contarse por cientos o millares, como en el caso de ciertas celebridades cuya correspondencia o buena parte de ella se ha conservado.
Y en la actualidad millones se comunican a través de las ondas, y masivamente desde que la era de Internet llegó al entorno del ciudadano medio.
El que más o el que menos conoce la magia de encontrar a alguien afín con quien conectar aunque se esté lejos y las circunstancias de cada uno sean muy diferentes. Surge una necesidad de dar rienda suelta a interioridades que el ambiente cercano no suele invitar a exteriorizar. Y la manera en que el corazón pega un brinco en el pecho al recibir la carta o el mensaje tan esperado es un subidón equiparable a que nos pongan en las manos un regalo sorpresa.
Es una de las muchas formas a través de las que las personas establecemos contacto y nos relacionamos. El cara a cara no posee la exclusividad. Tiene algo fascinante ese misterio. En él caen Alfred y Klara, volcando en un invisible amigo sus anhelos y pensamientos más profundos, mientras paralelamente su rutina es mucho menos halagüeña, tratándose curiosamente de los mismos que en el papel desnudan su alma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Las personas somos todo eso. Somos lo que hablamos, lo que escribimos, lo que expresamos y lo que callamos. Somos un cúmulo de ilusiones y de recodos en los túneles de la personalidad.
Bienvenidos a uno de los mayores enigmas del ser humano: conocerse. Y si es en clave de comedia a lo Lubitsch, mejor.
A lo mejor tu alma gemela está ahí mismo y no te habías dado cuenta.
Bienvenidos a uno de los mayores enigmas del ser humano: conocerse. Y si es en clave de comedia a lo Lubitsch, mejor.
A lo mejor tu alma gemela está ahí mismo y no te habías dado cuenta.