Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Vivoleyendo:
10
Serie de TV. Thriller. Terror. Fantástico. Drama Serie de TV (2016). 8 episodios. Homenaje a los clásicos misterios sobrenaturales de los años 80, "Stranger Things" es la historia de un niño que desaparece en el pequeño pueblo de Hawkins, Indiana, sin dejar rastro en 1983. En su búsqueda desesperada, tanto sus amigos y familiares como el sheriff local se ven envueltos en un enigma extraordinario: experimentos ultrasecretos, fuerzas paranormales terroríficas y una niña muy, muy rara... ... [+]
30 de junio de 2020
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, yo también soy cuarentona. Yo también fui a la EGB. Yo también fui niña en los ochenta. Sí, ya sé que para los que no lo han sido, es una cantinela cansina. Pero en mi disculpa, y para que conste, admito que esta serie no la he descubierto yo, ni me la ha descubierto nadie de mi edad, ni siquiera de una edad próxima a la mía.

La persona que me la ha metido por los ojos y el corazón tiene bastantes años menos que yo, pero, para bien o para mal, ha crecido oyendo hablar de aquella década que no vivió, ha visto unas cuantas de las pelis de aventuras que yo vi. No le quedaba otra; sus padres y buena parte de sus tíos/as pasamos nuestra infancia en aquella época, con lo cual, pese a que ella pertenece plenamente a esta nueva generación digital de smartphones, tablets, consolas de última generación, teles inteligentes y Netflix, se ha criado con los pesados de sus mayores que la han aporreado con los ecos de aquella década. Que no es mejor ni peor que la que le ha tocado a ella. Simplemente, con sus rasgos únicos por los que todos los nostálgicos la recordamos, como cualquiera recuerda su propia niñez. Pero, inevitablemente, los nacidos de padres que a su vez nacieron en los setenta han heredado también esa nostalgia antes de saber siquiera lo que significa esa palabra. Tal vez una nostalgia de prestado, algo diluida, pero todavía auténtica. Porque aunque ya no puedan jugar con consolas Atari o difícilmente puedan ver películas caseras en Súper 8, las máquinas recreativas ya no sean del Jurásico y los walkie-talkies se hayan reducido a meros juguetitos curiosos para niños pequeños, nos quedan, entre otras cosas, el cine y la televisión que se hacían entonces, que permanecen ahí con su esencia inalterada, sin importar el formato en el que se vean actualmente. El contenido está ahí como testimonio.

Así que la persona que me introdujo a “Stranger Things” es hija de niños de los ochenta, lo que la convierte a su vez en heredera y perpetuadora de ese legado.

Esta serie también es heredera y perpetuadora. Se ha creado en pleno siglo veintiuno. Todos los actores jóvenes que salen nacieron en este siglo. Son los que interpretan a sus padres los que realmente fueron niños de los ochenta.

Pero da igual. Porque esta maravillosa serie se siente como mucho más que una máquina del tiempo. Mucho más que un tributo a los actuales cuarentones. Es a la vez muy concreta en la cronología, y atemporal. Es una historia dirigida a jóvenes de cualquier edad, que desborda de aventuras, acción, amistad, romance, tensión, terror asquerosete tipo “Alien”, conspiraciones gubernamentales (el laboratorio de Hawkins) e internacionales (la Guerra Fría) aportando no pocas dosis de crítica muy irónica (a menudo de labios de niños sabelotodos) a la situación política del momento, y muchísimas risas, sobre todo risas con ese gran sentido del humor que transpira, ese humor de pandillas adolescentes y adultos pasados de tuerca, que en todo momento, incluso en los peores, encuentran motivos para reír y hacernos reír a carcajadas, sin importar que el monstruo de turno esté planeando incluirlos en su menú del día.

Creo que es la serie perfecta para los plastas de los ochenta porque es un compendio increíble de mucho de lo que vivimos. Y también es la serie perfecta para quienes simplemente quieren pasárselo endiabladamente bien y no les molesta la fantasía y ciencia-ficción freak. No se trata de material muy original, es cierto; las referencias a múltiples clásicos no son sutiles, ni pretenden serlo, porque homenajean sin tapujos y con gran orgullo y respeto a los originales. Lo mejor de “Stranger Things” no es su originalidad, sino su capacidad para alimentarse de los elementos originales para crear una historia que lo mismo nos deleita con sus déjà vu y sus referencias que con esos rasgos que hacen única a toda historia, por mucho que haya bebido de otras fuentes. Porque tampoco exageremos, puede que “Stranger Things” no sea la serie más original del siglo, pero no hay ninguna ley escrita o no escrita que imponga que eso tenga que ser una condición para que sea aburrida. ¿Aburrida? Lo que es yo, he disfrutado como una descosida. En todo el sentido amplio de la palabra “disfrutar”, si eso incluye también sufrir como una condenada y, en algunos momentos, llorar a moco tendido. Y por encima de todo, risas y más risas.

Los Duffer Brothers conocen sin duda la fórmula secreta.

Mi yo de trece años se apunta a esta pandilla. Quiero ser amiga de Once, de Mike, de Dustin, de Will, de Lucas, de Max, de Nancy, de Jonathan, de Steve y de Robin. Hasta de Erica, la pequeña petarda pedante. Y de los mayores Joyce y Hopper. Winona y Harbour, soberbios.

Tampoco yo soy original al reconocer que mi personaje favorito es Once. He llegado a querer a todos, pero Once es de esos personajes que te despiertan una ternura especial.

Tal vez porque todos en algún momento nos hemos sentido como bichos raros en un mundo cruel e incomprensible.

Porque todos alguna vez hemos soñado con ser héroes como ella.
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow