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Voto de Vivoleyendo:
9
Thriller. Intriga Clyde Shelton (Gerard Butler) es un hombre que lo ha perdido todo: diez años atrás su mujer y su hija fueron brutalmente asesinadas, pero el verdadero criminal no fue condenado. El responsable de esta injusticia es Nick Rice (Jamie Foxx), el ambicioso ayudante del fiscal del distrito, que hizo un pacto con el abogado de uno de los asesinos. Pero Clyde no ha olvidado lo sucedido, y ha esperado todo este tiempo para poder llevar a cabo su ... [+]
13 de septiembre de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos habremos soñado alguna vez con ser Clyde Shelton. No por querer ponernos en su pellejo, porque le ha ocurrido lo más horrible que le pueda ocurrir a cualquiera. Es el mayor infierno que se pueda pasar en esta tierra y absolutamente nadie desearía su suerte. Pero hemos querido tener la capacidad y los medios para poder hacer arder el sistema legal, y él nos los proporciona durante algo más de una hora y media.
Cuántas veces habremos visto por la tele casos de corrupción e injusticias cometidas por la “justicia”, por esos abogados y jueces que proclaman representar y defender los derechos humanos y que mientras se llenan la boca diciéndolo se están cagando en nuestra jeta y se están riendo de todos nosotros, los contribuyentes, los ciudadanos del montón muchos de los cuales no hemos cometido más delito que alguna multa de aparcamiento porque los ayuntamientos nos fríen con los parquímetros y el coche ya nos lo tenemos que comer con papas.
Y se ríen de nosotros encarcelando de por vida a infelices que han robado un mendrugo de pan porque estaban en el paro y sus hijos pasaban hambre, pero en cambio sueltan a los mayores ladrones y criminales del país. Eso es lo que yo llamo la justicia de los ricos y la de los pobres. O la de los que mueven el cotarro y la de los pringaos. Porque no, señores, la justicia no tiene una venda en los ojos ni una balanza en equilibrio. La balanza tiene un lado caído por el peso de un montón de monedas de oro y el perfil romano de la estatua que la sostiene mira con codicia ese montón, despreciando el otro lado.
Entonces es cuando dan ganas de tener esa paciencia de hormiga laboriosa, esa habilidad de estratega, esa sangre fría, esa planificación milimétrica.
Pero también hace pensar en el punto sin retorno. En el punto en el que los que eran ciudadanos ejemplares pasan a convertirse en monstruos porque eso es lo que su “madre justicia” les ha enseñado, que en esta sociedad los monstruos prosperan.
Muy amarga y brutal, una inyección de bilis por vena, porque sabemos que, aunque la violencia nunca es el camino, que nunca nos va a devolver lo que se ha perdido, lo que queremos es llevárnoslo todo por delante cuando nos han quitado lo que más queríamos y, para colmo, se han cagado en nuestra jeta.
Vivoleyendo
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