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Voto de Vivoleyendo:
7
6,6
43.081
Romance. Drama. Bélico
Adaptación de una novela de Charles Frazier. A punto de terminar la Guerra Civil americana (1861-1865), Inman (Jude Law), un soldado confederado herido, vive una auténtica odisea para regresar a su casa en Cold Mountain (Carolina del Norte) y reunirse con su prometida Ada (Nicole Kidman), que lleva años esperándolo. En su ausencia, Ada tiene que afrontar enormes dificultades para sobrevivir, pero consigue sacar adelante la granja de su ... [+]
27 de septiembre de 2010
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La guerra es lo que tiene. Entre otras características nefastas, es un monstruo que destroza a la gente, que desintegra el orden normal de las cosas, que pone bocabajo y patas arriba todo lo conocido y familiar, lo que es querido y que da seguridad, tranquilidad. Esa certeza, frágil, sí, pero tan imprescindible, de contar con un suelo estable que se mantendrá en su lugar, con unos espacios vitales que están ahí un día, y otro, y siempre, con sus coordenadas y sus referencias. Pero, ante todo, de estar seguro de que al volver a casa nos estarán esperando como de costumbre, de que el hogar sigue siendo nuestro núcleo, ese seno que es una prolongación de nosotros, o nosotros una prolongación de él.
La guerra deshace el orden cotidiano, rompe coordenadas, agarraderos, puntos de apoyo en los que se cifran vidas completas. Suspende en el aire el miedo y provoca una onda expansiva de caos. Nada será como era.
Las familias pierden a sus hijos, a sus maridos, a sus padres, a otros parientes y a sus amigos. Los recién enamorados ven truncada la plena consumación de su amor. Muchos muchachos marchan al frente, arrebatados de los brazos que apenas han llegado a acariciar, de los labios que han tenido que besar apresuradamente, apasionadamente, vertiendo en ellos un concentrado y fiero deseo, como si quisieran que el ardor del tacto se grabara en la carne y la sensación de fuego no desapareciera ni en los peores rigores del combate, ni en la peor desesperación de la amada que aguarda sin tener más que esperanza.
Porque en esa situación están Ada e Inman, dos enamorados que se han comunicado sus sentimientos con pocas palabras y con abundancia de miradas tímidas pero ardientes, y un ansia de buscarse el uno al otro, de hacerse los encontradizos. Ella, la hija del nuevo reverendo local, educada como una dama pero de espíritu sencillo, no duda en idear algún pretexto para aproximarse al silencioso pero turbador mozo, y éste, venciendo su natural timidez de hombre escasamente mundano, no duda en hacer lo mismo que ella. Un cautivador romance chisporrotea entre la bella elegante y refinada, y el atractivo jornalero de poca labia.
La guerra deshace el orden cotidiano, rompe coordenadas, agarraderos, puntos de apoyo en los que se cifran vidas completas. Suspende en el aire el miedo y provoca una onda expansiva de caos. Nada será como era.
Las familias pierden a sus hijos, a sus maridos, a sus padres, a otros parientes y a sus amigos. Los recién enamorados ven truncada la plena consumación de su amor. Muchos muchachos marchan al frente, arrebatados de los brazos que apenas han llegado a acariciar, de los labios que han tenido que besar apresuradamente, apasionadamente, vertiendo en ellos un concentrado y fiero deseo, como si quisieran que el ardor del tacto se grabara en la carne y la sensación de fuego no desapareciera ni en los peores rigores del combate, ni en la peor desesperación de la amada que aguarda sin tener más que esperanza.
Porque en esa situación están Ada e Inman, dos enamorados que se han comunicado sus sentimientos con pocas palabras y con abundancia de miradas tímidas pero ardientes, y un ansia de buscarse el uno al otro, de hacerse los encontradizos. Ella, la hija del nuevo reverendo local, educada como una dama pero de espíritu sencillo, no duda en idear algún pretexto para aproximarse al silencioso pero turbador mozo, y éste, venciendo su natural timidez de hombre escasamente mundano, no duda en hacer lo mismo que ella. Un cautivador romance chisporrotea entre la bella elegante y refinada, y el atractivo jornalero de poca labia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por supuesto, el conflicto de la Secesión interrumpirá el desarrollo normal de este amor en ciernes y arrancará de ambos una certeza confirmada por la intuición: a partir de ese momento, dedicarán cada minuto a esperar el reencuentro. Respirarán a través de las palabras que se oyeron pronunciar el uno al otro, de las cartas que leerán hasta aprenderlas de memoria, de un libro que ella le regaló, de los retratos que se intercambiaron. A través de las millas y del tiempo, un hilo está tendido entre corazón y corazón. Él lo tocará para darse ánimos cuando el fango encharcado con la sangre de sus congéneres lo inunde, cuando el fin de todo su mundo esté a las puertas. Ella lo tocará para darse ánimos cuando el desamparo y el feroz invierno la sorprendan en una casa vacía y comida de deterioro, que luchará por desterrar con la ayuda de una curtida y deslenguada nueva amiga que cae como una bendición.
La relación amorosa en espera se tiende de un lado al otro entre el viaje de pesadilla de Inman para regresar a Ada, entre la monstruosidad de la guerra, la ponzoña de la naturaleza humana que suele sacar lo peor cuando todo se ha derrumbado, con pocas excepciones de personas que siguen conservando sus principios y capaces aún de ofrecer una mano al prójimo necesitado.
Ese amor vuela suavizando los bordes cortantes de la desdicha, para él caminando con contratiempos pero inexorablemente hacia Cold Mountain, y para ella acechada por la pobreza y transformándose en una mujer que trabaja muy denodadamente y aguantando los mordiscos de la añoranza, de los retorcidos entramados de una guerra que no ha pedido, y del pánico a no verle más.
Un romance épico que no es redondo, que peca de unos cuantos altibajos, pero que puede gustar a quienes disfrutan de estos amores llenos de dificultades, castigados pero no aplastados por el retumbar de la artillería.
La relación amorosa en espera se tiende de un lado al otro entre el viaje de pesadilla de Inman para regresar a Ada, entre la monstruosidad de la guerra, la ponzoña de la naturaleza humana que suele sacar lo peor cuando todo se ha derrumbado, con pocas excepciones de personas que siguen conservando sus principios y capaces aún de ofrecer una mano al prójimo necesitado.
Ese amor vuela suavizando los bordes cortantes de la desdicha, para él caminando con contratiempos pero inexorablemente hacia Cold Mountain, y para ella acechada por la pobreza y transformándose en una mujer que trabaja muy denodadamente y aguantando los mordiscos de la añoranza, de los retorcidos entramados de una guerra que no ha pedido, y del pánico a no verle más.
Un romance épico que no es redondo, que peca de unos cuantos altibajos, pero que puede gustar a quienes disfrutan de estos amores llenos de dificultades, castigados pero no aplastados por el retumbar de la artillería.