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Voto de Vivoleyendo:
6
Drama Isabelle, una hermosa joven de 17 años que pertenece a una familia de clase alta de París, parece tener el mundo a sus pies. Pero tras un verano en el que la pérdida de la virginidad le resulta decepcionante, un viaje de autodescubrimiento sexual la embarcará a partir del otoño en una doble vida: estudiante de día y prostituta de lujo por las tardes. Esta es su historia, a través de cuatro estaciones y cuatro canciones. (FILMAFFINITY)
13 de abril de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver, iré por partes.
La película es inquietante, eso se lo concedo. Incómoda. Desagradable. Sí, desagradable. No sé si es, dejando aparte que las chicas no son mi tipo, que las escenas de sexo, lejos de provocarme morbo, me han parecido muy deprimentes. Demasiado penosas. Algo que estás deseando que pase cuanto antes, como un polvo con el que no se disfruta. Creo que se trata de eso, y del crudo tema en sí, que no es fácil ni amable.
Es que, también se lo concedo, es un poco angustioso ver a una adolescente bella que se cita con extraños y que no lo hace por dinero (cobra, por supuesto, pero no le interesa comprarse ropa de marca ni necesita la pasta para pagarse los estudios porque tiene unos padres acomodados que se los pagan, así que se entiende que en realidad el dinero no es la motivación), ni por placer propio, al menos no sexual (durante el acto no siente nada o casi nada, más bien se trataría del gusanillo de encontrarse a solas a saber con quién, en ese momento previo, antes de estar frente a frente, en que Isabelle-Lea puede fantasear con quién será su amante secreto y fugaz, y quizás el placer de sentirse deseada y poderosa aunque al entrar por la puerta todo se venga abajo). Inquieta que se exponga a lo desconocido y lo peligroso hasta tal punto.
No se sabe qué la mueve. Y ahí empieza para mí el gran problema que me desconecta. Que Isabelle no me interesa lo suficiente como personaje para que me importe gran cosa por qué decide meterse a puta. Que lo más seguro es que no haya que buscarle cinco pies al gato y dé igual por qué lo hace. Lo cierto es que me acaba dando igual. Por eso comentaba que ahí comenzaba el gran problema. Que la frialdad y distancia de la protagonista se convirtieron en algo recíproco; ella da la imagen de pasárselo todo por el forro, y yo también me he pasado por el forro lo que sea que ocurra en ese cerebro. Que no parece ser mucho, puesto que el personaje, más que fascinante y atrayente como lo pintan, es, quitando su belleza física, de un soserío desganado que incluso le resta atractivo. Será que a mí esta persona nada comunicativa y que mantiene la misma expresión todo el santo día no me seduce. Acabo por creer que tiene en la cabeza lo mismo que en la cara: vacío. Aunque no fuera verdad. Pero hija, que he visto piedras que transmiten más que tú, bonita. Que vale, cada cual es como es. Pero tú no me interesas. Me llama la atención lo que haces, pero no tú. Un gran fallo. Que no es un documental sobre prostitución lo que estoy viendo, te estoy viendo a ti pero es como si viera a una muñeca hinchable (poco hinchable) sin alma.
La ambigüedad de Ozon no me sugiere. Me aleja.
Lo de la familia súper-progre y las escasamente creíbles reacciones del entorno puede que se estile algo en Francia, pero me huele un poco a falso.
Así que me quedo con que es un tema muy controvertido. En mi caso nada erótico ni morboso.
Nunca es sencillo ver que alguien se pone precio, y menos una niña bien que sólo ella sabrá qué razones tiene, porque lo que es por hambre, miseria o maltrato familiar, pues no.
Vivoleyendo
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