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Voto de Vivoleyendo:
8
Drama. Thriller Año 2005. José Crisanto es un campesino que cultiva coca que vive con su familia en la jungla colombiana, una región donde las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) imponen su ley. Los guerrilleros le entregan un bebé al borde de la muerte para que lo cure y lo cuide, bajo amenaza de muerte. Crisanto se ve obligado a huir con toda su familia para salvar sus vidas y la del niño, convirtiéndose en desplazados por la violencia ... [+]
8 de octubre de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es un thriller político ni de reivindicación de tal o cual causa que alguna organización se quiera atribuir. De hecho, el protagonista es un infeliz zarandeado, pisoteado, ninguneado, amenazado, desplazado, insultado, agredido, desahuciado. Un pardillo que se encuentra en mitad del fuego cruzado por su mala estrella y por la violencia ajena y que recibe los impactos de los proyectiles de odio que se disparan entre ellos los de uno y otro bando. Y ese desgraciado lo único que quiere es sobrevivir, seguir regresando cada día con su mujer y sus hijos y sacar apenas lo justo para ir tirando, ya que los sueños que una vez tuvo de hacerse rico se esfumaron en los rigores de la selva. Un hombre sencillo que sería completamente feliz simplemente con lo que tiene, si no fuera porque hay quienes le recuerdan que no es libre, que tanto él como su familia son esclavos a merced de quien les quiera escupir y apuntarles con un arma al corazón, escoria errante sin hogar ni raíces condenados a vagar como proscritos al capricho de los que se dictan dueños de la tierra.
Mientras los que tienen el poder y el mando libran sus guerras proclamando que lo hacen por la libertad del pueblo, ese pueblo por el que dicen luchar padece lo que Crisanto, Liliana, don Ramón y los niños, lo que sufre el pequeño Emanuel o Juan David o como se llame, que apenas venido al mundo ya es despojado de sus derechos elementales (afecto, seguridad, protección, cuidados, atenciones), todo por un bien mayor por supuesto, por una noble causa que no está destinada a él, ni tampoco a la familia que se ve obligada a acogerlo. Todos fichas prescindibles en un enorme tablero en el que ellos no deciden sus propios movimientos, otros deciden en su lugar, y son verdaderamente como unas insignificantes fichas de plástico que a nadie le importa sacrificar, barrer en una jugada letal.
Y las pobres y agotadas fichas, que tienen la desgracia de pensar y sentir, malviven con el miedo en las entrañas, agachando la cabeza y cantando con fingido y convincente fervor los himnos de los que mandan, y en el alarde de fichas emocionales que son, sacarán fuerzas de flaqueza y lo mejor de sí mismas porque para esas fichas que son el pueblo corriente y moliente lo más importante de esta vida es su gente, su familia, las personas a las que aman, ellos son su patria, su hogar, sus ideales, su causa, su bandera, su himno, y por ellos se volverán titanes peleando contra todo para poder verlos un día más, felices, tranquilos, en paz, sonriendo.
Por eso, este no es un thriller político. Es un drama social sobre los parias de la tierra. Sobre todos los Crisantos del mundo. Sobre todos los Emanueles que tienen la desgracia de nacer en el lugar y en el momento equivocados. Sobre todos aquellos que ven humillada su dignidad por gobiernos y burocracias que, como promulga una famosa frase, llevan a cabo eso de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.
Vivoleyendo
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