Cuando hay que readaptarse ante una situación inesperada que lo cambia todo, parece que se está del revés. Lo que no fue más que una noche loca de borrachera con un extraño al que no pensabas volver a ver, una noche de la que ni siquiera te acuerdas porque estabas demasiado pedo, se complica y ahora vas a tener que construir una casa nueva empezando por el tejado y sin tener ni idea de albañilería.
Es muy improbable que pueda salir algo sólido entre dos personas muy diferentes que coincidieron en un momento tonto (y que en otras circunstancias no se habrían cruzado o ella lo habría ignorado a él), aunque se esfuercen en poner de su parte por una razón de gran peso: están esperando un bebé.
Comedia romántica atípica y gamberrona que me dio buenas vibraciones en cuanto vi que su creador era Judd Apatow, el mismo de “Freaks and Geeks”, y hasta contratando de nuevo a un par de actores que aparecieron en la mítica serie, Seth Rogen y Jason Segel. El guión está bien llevado, cada rol tiene sus matices y su complejidad (los personajes son mucho menos planos de lo que uno se podía imaginar), el desbordante humor no está enlatado y es muy políticamente incorrecto, y Katherine Heigl no sólo no aparenta en absoluto estar fuera de lugar, sino que se integra y da la talla como una protagonista de asombrosa fuerza y cercanía.
El resultado es que uno se acaba creyendo que no hay muchos imposibles en esta vida. Y sí, que el amor seguirá moviendo montañas.