Sí, tal como se esperaba. No se trata de ninguna comedia del año. Nada del otro jueves. Chica guapa, soltera, independiente y con neuras conoce a un chico guapo, soltero, independiente y con mucha jeta. Para poner un poco de sal a la ensalada, al principio se libra una batalla de opuestos que poco a poco se va diluyendo cuando, al rozarse inevitablemente a causa del trabajo y de los piques mutuos, la amistad y más surge, como no podía ser menos, aunque, como también es de prever, ninguno de los dos reconocerá fácilmente sentirse atraído por alguien tan lejano a lo esperado. Abby se pirra por un médico encantador y Mike, en un desafío, la ayuda a conquistarlo.
Uno de los rasgos divertidos de esta comedieta es su intento por pitorrearse un poquito de los clichés románticos y abordar la cruda realidad: que casi todo gira en torno al físico y el sexo. Que en el ligoteo entra mucho el instinto del cazador que usa cualquier medio para atrapar en las redes a la presa, incluyendo el fingimiento y la mentira, ofreciendo a la potencial pareja sexual la imagen que ésta quiere ver y no la verdadera, y todo para echar un polvo. Disfrácese todo eso de cenas a la luz de las velas, paseítos bucólicos y palabras bonitas, monsergas, porque en el fondo solemos ser bastante primitivos y simples; un piropo subido de tono, una mirada lujuriosa y un baile caribeño sensual con mucho sobeo, y ya hay mucho más terreno ganado que con cien poemas becquerianos leídos bajo el claro de luna.
Me ha gustado la previsible evolución de los personajes, ella en la mujer no tan remilgada como parecía, y él en el macho no tan bruto como parecía. Y cómo mola eso de enamorarse de quien menos se piensa uno que se va a enamorar, sin hacer gran esfuerzo, sabiendo lo que hay, sin inventarse un yo diferente.
Un par chispeante y algo gamberrillo con el que al menos reírse en unos cuantos momentos que no pasarán a la historia, pero con los que paladear un caramelo que se come por el placer de zamparse una golosina que no va a traer ningún otro provecho aparte del saborcillo dulce sobre la lengua.