Fue en "La hora más oscura". Allí, Jessica Chastain demostró que podía compartir escena con un monstruo de la actuación como James Gandolfini sin titubear. Quedaba claro que esa actriz iba por muy buen camino. "Molly´s Game" confirma lo antedicho. Este particular biopic exige mucho de la protagonista. Si ella se desmorona, todo el edificio se derrumba. Pero Chastain no permite que eso suceda nunca.

La manera de narrar la azarosa biografía de esta reina del póker es puramente estilo Sorkin. Es decir, nervio, pulso, capacidad de comunicar... y el defecto de querer condensar todo en dos horas. No obstante, superen esa sensación de comprensible empacho, buscando aquello de lo que verdaderamente va el film. El juego de Molly no es solamente el póker, es una reflexión sobre el el winner y el loser, la necesidad enfermiza de que la codicia gobierne.

Acompaña con solvencia y clase Idris Elba. Justo la calma que necesita una narración de tantos busca-vidas. Los intentos de encontrar algo ético en un turbio asunto que involucra los vicios de los más famosos y termina llegando hasta la mafia rusa. ¿Lo peor que nos puede suceder es perder? ¿Hasta ese punto estamos desorientados?

El despliegue magistral de Chastain como una moderna y astuta Circe viene bien acompasado con un estilo personal para explicar las triquiñuelas de las partidas. Sobresale un Michael Cera que sabe resultar irritante como un gran jugador que va de farol y te está esquilmando. Notable asimismo para Kevin Costner en los flashbacks como el padre de Molly, si bien se echa en falta más protagonismo para la madre.

Choca y golpea. La hechicera sabe crear la Isla de Nunca Jamás para estos groseros huéspedes que creen sabérselas todas. Es su venganza para quienes no supieron ver su talento. Aunque ella comprende que quizás está tardando demasiado en retirar sus fichas mientras está ganando la partida...