Rodada en unas circunstancia personales muy concretas, Nicholas Ray firma aquí el que, probablemente, fue su mejor trabajo. Una cinta excelente y que, de inmediato, nos sumerge en el lado más oscuro de Hollywood. De la mano de un Bogart majestuoso, pronto nos encontramos ante un talentoso guionista en horas bajas, obligado a adaptar un horrible best seller para la gran pantalla.

Incómodo al leer un texto tan malo, el protagonista aprovechará que una atractiva chica del guardarropa de una fiesta a la que asiste sí lo ha hecho para conseguir que acuda a su casa y se lo explique. La velada transcurre sin incidencias, pero ella será asesinada pocas horas después. La policía sospecha pronto de la última persona que la vio con vida.

En plena época de cacerías de brujas comunistas en Estados Unidos, "En un lugar solitario" es un reflejo de desconfianzas y temor a ser señalados con el dedo. Pero incluso en aguas tan ponzoñosas puede surgir lo mejor del ser humano. Fruto del incidente, el personaje empieza a fijarse en una atractiva vecina (Gloria Grahame) que le corresponde casi de inmediato.

Ambos intérpretes tienen una química innegable y es muy creíble su proceso de enamoramiento. Lástima que sigan existiendo dudas acerca de la inocencia del literato. Bogart ofrece un repertorio solamente al alcance de los grandes, pasando de la más pura ternura a una violencia incontenible.

El film juega con nosotros hasta el último compás. Una joya que tiene el toque de las mejores piezas de noir, combinada con sabiduría con romanticismo realista.