Alberto Rodríguez es un cineasta agudo, algo que ya había demostrado en "Grupo 7", película muy interesante que termina siendo un sobresaliente boceto de esta joya que es "La isla mínima". Una incursión española en el género negro sin excesivos dogmatismos, muy bien enmarcada en la España que no se iba y la que no terminaba de arrancar.

Efectivamente, el dueto de agentes protagonizado por Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez recuerdan poderosamente a la fantástica "True Detective". Sin embargo, lo que podría ser negativo es un gran piropo a mi juicio. Se la rememora por la calidad y las buenas actuaciones. Más que un corta y pega, Rodríguez y su equipo logran captar la esencia y traspasarla a un pueblo andaluz de las marismas, el cual es el gran sujeto colectivo y protagonista de esta obra coral.

Sus inquietantes créditos iniciales y música ya animan a pensar que no nos encontramos ante una simple obra de detectives. Hay mucho más que el caso en el subtexto de este duelo de personalidades. Cada pieza del pueblo y secundario tiene su parte del rompe-cabezas, de por qué ocurren las cosas. Hasta hay lujos como tener a un intérprete de la talla de Antonio de la Torre en un rol marginal.

Una prisión irresistible.

Atentos al final y a que las cosas se resuelven como se resuelven.

Todo en orden, ¿no?