Desde luego, el título de este cortometraje de Borja Cobeaga evoca muchas imágenes antes de ir a visualizarlo, por lo que su salida, muy comiquera, de chiste de dos viñetas, resulta efectivo y entretiene.

Aunque se comprende a quienes no les haya complacido, lo cierto es que creo que más se le puede pedir teniendo en cuenta las intenciones de lo que narra. Además, es un buen ejercicio de economía cinematográfica, simplemente dos intérpretes, Bárbara Santa-Cruz y Ernesto Sevilla, cuya cara de palo ante la situación en la que se ve envuelto es muy oportuna.

Entretiene y su mensaje es claro y en consonancia con el título.