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Voto de El Libanés:
8
7,0
4.201
Comedia. Drama. Romance
Nápoles, Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Filomena Marturano, una bella joven que está sola en el mundo, trabaja en un prostíbulo, pues no encuentra otra manera de ganarse la vida. Allí es donde conoce a Domenico Soriano, más conocido como Don Mimi, un acomodado burgués que la retira de la profesión y la lleva a vivir a su casa. (FILMAFFINITY)
15 de diciembre de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El estereotipo matrimonial que el cine italiano ha dejado en la retina de los espectadores no deja de ser una sucesión de "hoy te deseo más que ayer pero mañana te odiaré", en una sucesión de gritos, reproches tragicómicos y, en la mayoría de los casos, reconciliación pasional.
Usando a los dos actores probablemente más populares de su cine en aquel momento, una bellísima Sofía Loren y el siempre elegante Marcello Mastroianni, Vittorio de Sica aprovecha un magnífico guión para hablar de temas mucho más actuales de lo que el aire nostálgico de la cinta pudiera hacernos creer.
Una Nápoles derruida durante la II Guerra Mundial ("pero, ¿cómo vamos a ganar la guerra con estas pintas?") es el escenario donde una joven prostituta llamada Filomena conoce al amor de su vida, Doménico, aunque ambos, están destinados a tener encuentros y desencuentros conforme el propio país se reconstruya, teniendo también otros affaires entre medias.
Estructurada a modo de eficaces flasbacks como ya han dejado buena constancia otras críticas de esta película aquí presentadas, la obra es un agradable alto en el camino, una historia de amor que demuestra la máxima de "tierna no tiene que ser palabra sinónima de empalagosa", fresca, abierta sexualmente (mucho más de lo que por ejemplo se permitía en nuestro cine, hubiera sido imposible poner a una de las mejores actrices nacionales del momento de prostituta y es más, que ésta hubiera aceptado) y con lecciones sentimentales de las buenas, sigue siendo una verdadera joya del cine europeo.
Usando a los dos actores probablemente más populares de su cine en aquel momento, una bellísima Sofía Loren y el siempre elegante Marcello Mastroianni, Vittorio de Sica aprovecha un magnífico guión para hablar de temas mucho más actuales de lo que el aire nostálgico de la cinta pudiera hacernos creer.
Una Nápoles derruida durante la II Guerra Mundial ("pero, ¿cómo vamos a ganar la guerra con estas pintas?") es el escenario donde una joven prostituta llamada Filomena conoce al amor de su vida, Doménico, aunque ambos, están destinados a tener encuentros y desencuentros conforme el propio país se reconstruya, teniendo también otros affaires entre medias.
Estructurada a modo de eficaces flasbacks como ya han dejado buena constancia otras críticas de esta película aquí presentadas, la obra es un agradable alto en el camino, una historia de amor que demuestra la máxima de "tierna no tiene que ser palabra sinónima de empalagosa", fresca, abierta sexualmente (mucho más de lo que por ejemplo se permitía en nuestro cine, hubiera sido imposible poner a una de las mejores actrices nacionales del momento de prostituta y es más, que ésta hubiera aceptado) y con lecciones sentimentales de las buenas, sigue siendo una verdadera joya del cine europeo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Las metáforas visuales de la película son muy poderosas, especialmente las ansías de respetabilidad de Filomena, algo que se manifiesta muy bien cuando el personaje de Mastroianni la lleva al hipodromo.
El inicio también es genial con la treta amorosa, tan propia de la novela picaresca. Los secundarios que acompañan a la atractiva pareja también son muy buenos, sobresaliendo alguno tan peculiar como la madre de Doménico y su particular Belén, una excentricidad que hubieran firmado Berlanga o Azcona.
El inicio también es genial con la treta amorosa, tan propia de la novela picaresca. Los secundarios que acompañan a la atractiva pareja también son muy buenos, sobresaliendo alguno tan peculiar como la madre de Doménico y su particular Belén, una excentricidad que hubieran firmado Berlanga o Azcona.