Es realmente lamentable que un personaje tan emblemático para el cómic español como El Capitán Trueno haya tardado tanto en tener una adaptación a la gran pantalla. Asimismo, que su creador, Víctor Mora, esté precisamente ahora en su ocaso de una trayectoria que ha sido brillante dentro del mundo de las viñetas. Tanto él como Ambrós hubieran merecido ver este proyecto antes, cuando su tebeo se hallaba en el apogeo.

"El Capitán Trueno y el Santo Grial" trata de basarse muy remotamente en la primera aventura larga del personaje, "¡A sangre y fuego!". Desde el primer momento uno piensa que algo va mal, la idea de presentar a los personajes en Tierra Santa durante la III Cruzada no es mala, pero las escenas en ocasiones son confusas en sus movimientos de cámara y el argumento brilla por la carencia de cualquier asomo de coherencia.

Tampoco es que uno le fuera a pedir una gran profundidad a una cinta de aventuras de estas características. Con la honrosa excepción de algún personaje como Saladino, las épicas historias de Trueno y sus compañeros Crispín y Goliat son de buenos muy buenos y malos malísimos. No obstante, es que la cinta de Antonio Hernández da la sensación de ser una sucesión initerrumpida de luchas, patadas y piruetas, que encima, carecen de los medios técnicos de otros países para por lo menos hacerlos espectaculares.

No le cuestiona uno ni al director ni al equipo de producción el legítimo derecho de cumplir el sueño del señor Mora, pero verdaderamente tanto para los puristas del icono como la nueva hornada, puede que se sientan confusos ante sucesiones de disparates, diálogos poco inspirados y personajes por momentos incómodos. Natasha Yarovenko por ejemplo, que puede aportar belleza al personaje de Sigrid, hija del rey de la mítica Thule, está a años luz de su interpretación de "Habitación en Roma", tanto, que uno se pregunta si esa desgana se va contagiando al resto del reparto.

Sergio Peris Mencheta como el héroe puede ser lo más salvable, aunque tampoco estamos precisamente ante su mejor trabajo, mientras que otros como Manuel Martínez (célebre campeón olímpicos español) nota en demasía el efecto de no ser actor, aunque en las escenas de acción es de los pocos creíbles. También hay muchos momentos risibles que, no parecen, haber sido provocados a propósito.

En definitiva, que si existían pocos medios, al buen capitán con el que tantos hemos disfrutado, habría que haberle brindado una aventura menos costosa pero mejor hecha, ya que esta historia queda en tierra de nadie y no promete precisamente que la franquicia vaya a tener más secuelas.