Película excelente para visionar en cualquier verano. John Huston se atreve con uno de los grandes dramaturgos americanos, T. Williams, para brindarnos el encuentro de un hombre desesperado (Richard Burton) con tres perfiles diferentes de mujeres. Una de ellas es una jovencita encaprichada de él, la otra la madura y atractiva dueña de un hotel con la que tiene una tensión sexual no resuelta, y, finalmente, una enigmática dama que podría ser la respuesta a sus plegarias.

Burton firma uno de los mejores papeles de su carrera. El excelente teatro de Williams es tórrido aunque sutil, una mezcla de deseo explícito y pudor. Sin embargo, "La noche de la iguana" es menos dramática que otras de sus obras maestras ("Un tranvía llamado deseo" o "De repente, el último verano"), tiene un punto de comedia de alcoba que beneficia ese ambiente exótico y de vacaciones.

Otro de los alicientes es el atractivo duelo entre Deborah Kerr y Ava Gardner. La segunda es aprovechada en su verdadera madurez, cuando su voluptuosa belleza se está transformando, aunque sigue siendo deseable en cada uno de los planos que cuentan con ella. Deborah Kerr explota a la par su presencia como la custodia de un anciano poeta que busca finalizar sus últimos versos antes de morir.

De semejante cóctel sane un milagro cinematográfico. Todo tiene un sentido, un punto erótico desinhibido y, misteriosamente, un aroma de esperanza...