J. A. Bayona sabe contentar a la taquilla. No es escaso mérito en los tiempos que corren. Guste más o menos su estilo, cuando Spielberg en persona decide que tomes una de sus franquicias más lucrativas, suele ser porque ha visto algo. Así que el director español nos embarca en "Jurassic World: El reino caído", diseñada para verse en pantalla grande y tratando de no reflexionar acerca del argumento.

Todo suena a empaquetado perfecto. El inefable Jeff Goldblum hace el cameo de rigor para que sigamos teniendo la sensación de unidad en la saga. Tenemos como uno de los principales protagonistas a Chris Pratt, muy afamado por su meritoria participación en "Guardianes de la Galaxia". Está hecho todo para entrar por los ojos, quieren darnos una carrera sin freno.

A ese nivel funciona. En cualquier otra cosa falla. La tecnología más sofisticada del mundo pero todo se termina averiguando por poner la oreja detrás de la puerta. Cuidado, que muchos de estos defectos y los chistes malos ya estaban incluso en la mítica primera entrega, la cual vivía del timing perfecto de Spielberg y del calor de una generación que mitificó "Parque Jurásico" hasta unos niveles hiperbólicos.

Tal vez ya quede poco por decir de estos dinosaurios, por más que nos han preparado a Blue para que nos enamore. El mensaje ecologista es positivo, aunque viene con trazo grueso. Bayona firma un despliegue visual y ojalá, como casi siempre, llene muchas butacas en el cine.

Pero se intuyen ciertos síntomas de extinción en el proyecto.