Habrá que cruzar los dedos para que los guionistas de esta magnífica trama logren mantener la mecha, que el envejecimiento de los personajes con el paso del tiempo no le reste frescura y que esa joya llamada Sheldon (soberbio Jim Parsons) no termine engulléndolo todo como a veces parece hacer inconscientemente. Si esa balanza se mantiene, este ambicioso proyecyo de Chuck Lorre, Bill Prady y Mark Cendrowski seguirá teniendo vida, larga vida al friki por cierto.

Hablamos de uno de los productos más originales que ahora se emiten. Con varios niveles de lectura, ¿nos reimos de estos bichos raros o con ellos? ¿De verdad son tan excéntricos o a nosotros tampoco nos vendría mal alguna vez usar más esa masa gris que a veces parece adorno? Y en éstas, como hubiera sabido Billy Wilder, a estas cuatro almas de biblioteca les tenía que venir una bomba sexual de relojería (Kaley Cuoco). Penny entra en su mundo tanto como ellos en el suyo, en una alianza antinatural de fuerzas con efectos muy divertidos. Penny es la humanidad, un poco de calma entre tanta tormenta de excentricidades, un personaje ancla.

Como apuntan con tino otras críticas, Big Bang ofrece varios niveles de lectura, uno superficial y ameno y otro, que premia referneicas que irían desde la crisis de multiverso DC hasta la teoría de cuerdas. Finos ingenios matemáticos que se reflejan en los propios títulos y verdaderas aberraciones de dragones y mazmorras, a partes iguales. Porque hay tipos vispados que se han dado cuenta de que hay un tipo de generación, ni mejor ni peor, simplemente diferente, un poco freak sí, pero en ocasiones entrañable.

No se dejen engañar, todo está medido. Que Leonard (Johny Galecki) sea el único ser pensante capaz de aguantar a Sheldon nunca fue coincidencia. Ese hindú que parece no pintar nada en la serie es una verdadero regalo de Nirvana por su excentricidad y el ingeniero judío obsesionado con el sexo y los artilugios (el orden depende del día) que pese a todo, tiene más cultura general que el 80% del globo.

Una serie fantástica y un desafío a los convecionalismos. Esperemos que mantenga el listón esta verdadera maravilla, aunque las expectativas suben como la espuma y el público a veces se malacostumbra. Con todo, si esa implosión sucediese, que nos quiten lo bailado, haber podido ver una serie como ésta.