Hay películas en las que desde el primer momentos sientes una desconexión clara, films que te proponen cierto tipo de juego, ciertas normas, que algunos ven con agrado e incluso entusiasmo, y que a otros nos parecen una chorrada. Pues bien, esto último es lo que me ha pasado con un film al que no le encuentro el punto por ningún lado.

En primer lugar la película no es que se base en una obra de teatro, es que planta la cámara en lo que es más un decorado de teatro que otra cosa, y deja hacer. Pero lo hace, en mi opinión, sin gracia, de forma tontorrona, con interpretaciones cargadas de cliches, y con una trama, que la verdad a mi no me interesa nada, aun reconociendo que si le doy un 3, es por un final que me hizo bastante gracia, (y en el que me vi reflejado como espectador, ya que a mi también me daban ganas de hacer lo mismo).

Juega con la baza de un reparto incomparable, pero las actrices no dejan de ser piezas en un tablero lleno de sosería donde ellas no aportan nada, Deneuve inexpresiva, Ardant solo fotogenia, nada de interpretación, Huppert histriónica, Beart plana, y bueno eso si siempre es agradable ver a Danielle Darrieux, una leyenda que recuerdo protagonizó la primera película de Billy Wilder en los años 30.

Respecto al punto musical, a mi me gustan los musicales, pero en este caso no he visto cosa más sosa y más forzada. Y respecto a algunas de las situaciones donde hay tremendismo, escenas lésbicas, verdades desaforadas, etc etc, todo me parece fuera de lugar, y a veces roza la verguenza ajena. Imposible empatizar con nada ni con nadie.

Resumiendo, a pesar de las buenas opiniones y su reconocimiento por crítica, festivales y premios, y el respeto que hay que tener por su director Ozon, yo aquí me aburrí de lo lindo y me desconecté casi de inmediato.