El segundo capítulo de esta serie de terror está basado en un relato de H.P. Lovecraft, reputado escritor especializado en el género, cuyo trabajo resulta terriblemente difícil de adaptar. Curiosamente, su protagonista ya había participado en otra película basada en una obra del escritor, la producción española Dagon: La secta del mal. Película también dirigida por Stuart Gordon, quien se dio a conocer entre los aficionados al género gracias a Re-Animator, de nuevo tomando como base una obra de Lovecraft.

La historia se desarrolla en una casa de huéspedes de mala muerte. A la misma llega un joven (Ezra Godden) que, una vez instalado, comienza a sufrir terribles pesadillas en las que es obligado a cometer actos atroces.

Gordon se toma su tiempo para introducirnos en la trama, lo cual está bien porque crear la atmósfera adecuada es importante (más aún teniendo en cuenta la materia prima), pero también mal si atendemos a lo limitado del formato, de ahí su apresurado clímax. Pero bueno, la atmósfera (junto a la interpretación de Godden) acaba siendo lo más destacable de un producto (en el que se incluye un desnudo integral y sangre a borbotones) más atrevido de lo habitual, pero que no termina de convencer.