Antes de su estreno Nine ya se perfilaba como una de las grandes apuestas de la temporada, gracias, en parte, a su impresionante reparto. Sin embargo, al final no logró cumplir con tan altas expectativas. No, no es que estemos ante una mala película, pero si ante una fallida. Son varios los motivos, pero entre los más importantes se encuentran varios errores de casting (con Day-Lewis, quien parece la sombra del personaje que debería ser, y Kidman a la cabeza) y de montaje.

La trama se centra en Guido Contini (Daniel Day-Lewis), un famoso director cuyas últimas películas no ha sido bien recibidas (ja), y en su nuevo proyecto… del que ni siquiera tiene preparado el guión. Además, a sus problemas profesionales habría que sumar los que tiene con el sexo opuesto. Entre las mujeres de su vida convendría destacar a su mujer (Marion Cotillard), su amante (Penélope Cruz), su madre (Sophia Loren) o su musa (Nicole Kidman).

A la película le falta garra y sus números musicales resultan más monótonos y aburridos de lo esperado. Pero no todo es malo, de entre todos los números me gustaría resaltar los que dan inicio y fin a la película (con todo el reparto en pantalla), el de Stacy Ferguson (es decir, la cantante Fergie), Penélope Cruz (a pesar de la austera puesta en escena) y Kate Hudson. En el reparto brilla la sensualidad de Cruz, la adorable vulnerabilidad de Cotillard y la fuerza de Hudson, quien desde los tiempos de Casi famosos (Almost Famous) no se mostraba tan entregada. La hija de Goldie Hawn casi consigue que olvidemos la terrible retahíla de títulos mediocres que pueblan su filmogafía desde la película de Crowe hasta la que nos ocupa. Al final, a pesar de contar con varios puntos de interés (y ciertas cualidades), la película acaba resultando demasiado fría.