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España España · Valladolid
Voto de Mrk90:
4
Fantástico. Aventuras El pacífico reino de Azeroth está a punto de entrar en guerra para enfrentarse a unos terribles invasores: orcos guerreros que han dejado su destruido mundo para colonizar otro. Al abrirse un portal que conecta ambos mundos, un ejército se enfrenta a la destrucción, y el otro, a la extinción. Dos héroes, uno en cada bando, están a punto de chocar en un enfrentamiento que cambiará el destino de su familia, su pueblo y su hogar. Así ... [+]
7 de junio de 2016
30 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Ay, las adaptaciones de videojuegos al cine! Si echamos la vista atrás nos encontraremos con un camino farragoso, un cúmulo de cintas mediocres que se agolpan una tras otra, un sinfín de despropósitos propios de la peor serie B. Incluso hemos tenido el cuestionable honor de descubrir a Uwe Boll, el Ed Wood del S.XXI, gracias a este tipo de producciones. Si bien tenemos obras notables como “Scott Pilgrim contra el mundo” (Edgar Wright, 2010) o “¡Rompe Ralph!” (Rich Moore, 2012), que beben de múltiples fuentes con bastante acierto, aún no hemos tenido una adaptación directa que deje satisfechos a crítica, público y fans. Tan solo podría salvar a “Silent Hill” (Christophe Gans, 2006) por su soberbia dirección artística y su acierto a la hora de recrear la atmósfera del juego, aunque falle en muchos otros aspectos. Pero como en los últimos años esto del ocio electrónico está dejando de ser cosa de unos pocos para convertirse en un fenómeno de masas, podíamos intuir que Hollywood no iba a desaprovechar la oportunidad de explotar a la gallina de los huevos de oro. Y que mejor manera de hacerlo que adaptando una de las franquicias con más éxito en los últimos tiempos, que cuenta con una legión de fans a sus espaldas y una mitología que no para de crecer con el paso de los años. Y, por si fuera poco, sentando a Duncan Jones detrás de las cámaras, que debutó con la íntima e interesante “Moon” en 2009 y demostró que está capacitado para el espectáculo con “Código Fuente” (2011). Todas las piezas parecían encajar para, al fin, romper la maldición… Pero nada más lejos de la realidad.

Antes de nada, he de reconocer que conozco muy poco el universo de Warcraft. He jugado brevemente a sus dos primeras entregas y disfruté de la tercera hace más de una década, mientras que nunca me he acercado a ese complejo universo que es “World of Warcraft”. Aun así, he podido contemplar algunas de sus impresionantes escenas cinemáticas que, dicho sea de paso, están mil veces mejor dirigidas que la cinta que nos ocupa. Porque seamos justos, considero a Duncan Jones un director muy solvente y con una carrera muy prometedora, pero aquí parece que no encuentra su sitio y da palos de ciego sin saber muy bien que hacer. Y no creo que sea porque no conoce el material que tiene entre manos, sino porque intenta abarcar más de lo que puede y trata de comprimir en 2 horas una historia que requeriría de un ritmo más pausado para desarrollar personajes y mitología. Esto queda claro en los primeros compases de la cinta cuando, a través de un horroroso montaje, saltamos de un lugar a otro sin ton ni son mientras somos bombardeados con nombres e información sobre el mundo de Azeroth. Si bien es posible que muchos fans del videojuego se sientan como en casa, los que desconozcan por completo la creación de Blizzard necesitarán su tiempo para situarse y seguir la acción. Pero no creo que este sea el único problema, pues durante el resto de la cinta no se desarrolla adecuadamente ninguna de las tramas y los personajes quedan bastante desdibujados. El guion, que trata de narrar el choque entre orcos y humanos, resulta farragoso y tira de soluciones que resultan fáciles y/o ridículas, y eso si se digna a explicar las cosas como es debido (por ejemplo, la trama del mago Medivh). Así que cuando llegan las escenas importantes y se debería marcan un punto de inflexión, me quedo totalmente indiferente al haber sido incapaz de empatizar con ninguno de los personajes. Y esto es especialmente sangrante si nos centramos en la historia de la Horda y, particularmente, en la del orco Durotan. Es, sin lugar a dudas, lo mejor de la cinta y tiene un potencial increíble pero, por desgracia, cuando llega el final me causa una indiferencia total. Culpa de las prisas y de dejar cabos sueltos para posibles secuelas. Una verdadera pena, porque la historia del jefe orco es muy interesante y es fácil comprender sus motivaciones y los dilemas a los que se enfrenta.

Pero si el guion no termina de funcionar cuando se trata de desarrollar a la Horda, es peor aún con la Alianza, sobre todo cuando entra en juego Garona, un personaje que sirve como nexo entre orcos y humanos y que tiene un peso muy importante en la trama, pero que termina cayendo en el mayor de los ridículos debido a un diseño muy mejorable, a un nulo desarrollo (ahora te odio, al minuto te respeto) y a ser partícipe de una trama romántica que no lleva a ningún sitio. Por no hablar de Travis Fimmel, que hace de Lothar un Ragnar Lothbrok totalmente descafeinado, cuyos tics no pegan ni con cola con el caballero de Azeroth.
Eso sí, he de reconocer que en cuanto a efectos especiales, la película resulta todo un espectáculo, sobre todo cuando se trata de representar a los orcos (atención a los primeros planos de Durotan, quitan el hipo). Es cierto que a veces el invento canta demasiado cuando hay humanos de por medio, pero en líneas generales resulta impresionante.

Siento que se ha desaprovechado una oportunidad única para traspasar a la gran pantalla un universo rico en detalles y a unos personajes con tanto potencial. Las prisas son malas consejeras, y está claro que aquí se ha querido contar mucho en muy poco tiempo, lo cual lastra la cinta hasta límites insospechados. Con otro planteamiento y tomándose las cosas con más calma, podría haber sido una película realmente buena. Se rumorea que alrededor de una hora de metraje se ha quedado en la sala de edición, lo cual podría ser una explicación de todo este galimatías. Aun así, me resulta difícil creer que un “montaje del director” pueda arreglar un guion tan simple, unas interpretaciones muy descafeinadas y una dirección tan impersonal. Por mi parte, seguiré esperando esa adaptación que me deje totalmente satisfecho...
Mrk90
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