Curiosa cinta del director de “V de Vendetta” (2006), con muchísimas menos pretensiones pero similar en cuanto a factura.

Si bien el título puede llevarnos a multitud de prejuicios, “Ninja Assassin” es, precisamente, justo lo que se piensa: una película de ninjas, llena de coreografías, peleas, shurikens y katanas. Lo que sorprende es la brutalidad de las escenas, repletas de sangre y miembros mutilados, que hacen que el filme salpique también al género gore.

La historia es bien sencilla, sin complicaciones, y se sirve de flashbacks para desarrollar los huecos en la historia de Raizo (Rain), explicando el por qué ha llegado a ser un asesino tan metódico y frío, y el por qué busca venganza. Todo lo demás es bastante predecible, pero McTeigue desarrolla la historia de una forma que la hace especial, y la dota de un aura mística notable. Las secuencias de acción, tan importantes en un filme como éste, son lo suficientemente vistosas y bien ejecutadas como para obviar cualquier otro aspecto de la película.

McTeigue intenta hacer una película bien distinta a aquellos filmes de ninjas saltarines que pululaban por los años 70 y 80, sin quitarle su esencia de cintas de acción y añadiendo elementos de otros géneros. Sólo a alguien del equipo de “Matrix” (1999) se le ocurre crear una especie de trasfondo mítico inherente en cada fotograma, lo cual puede resultar peligroso en una cinta que no pretende contar nada más profundo que los mortales cortes de una katana. Por otro lado, también resulta curioso el hecho de que esos ninjas parecen tener poderes paranormales, como si de superhéroes de cómic se tratasen, lo que hace suponer que McTeigue haya pretendido en realidad hacer una especie de OVA de ninjas en imagen real.

Nadie del reparto tiene apenas trascendencia en general, si exceptuamos por supuesto al protagonista, el coreano Rain, un cantante venido a actor que cumple a la perfección un papel cuya mayor dificultad está en la interpretación física más que en la dramática.

Recomendable.