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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
7
Cine negro. Thriller España, a comienzos de los años 80. Dos policías, ideológicamente opuestos, son enviados desde Madrid a un remoto pueblo del sur, situado en las marismas del Guadalquivir, para investigar la desaparición de dos chicas adolescentes. En una comunidad anclada en el pasado, tendrán que enfrentarse no sólo a un cruel asesino, sino también a sus propios fantasmas. (FILMAFFINITY)
23 de febrero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya hacía tiempo que el cine español no ofrecía un producto acorde con su desaprovechado potencial, ya sea por falta de subvenciones o, directamente, por falta de ideas. Alberto Rodríguez estaba cociendo una película de las que dejan impronta en todos sus aspectos, muy cuidada y, sobre todo, de las que tratan al espectador como se merece y no como un fantoche al que poder engañar con cuatro diálogos bien encarados y una puesta en escena efectista.

“La isla mínima” se desarrolla de forma magistral en un ambiente cargado, en unos humedales del Guadalquivir que generan una niebla rala suspendida en el aire continuamente, ocultando misterios y minando la moral de los que se atreven a desvelarlos. Es el caso de dos detectives que son enviados allí, a la España profunda de comienzos de los ochenta, a un pueblo perdido en las marismas en el que el tiempo no parece avanzar y que ha sufrido la desaparición de dos de sus jóvenes vecinas.

Los detectives siguen los clichés de las “buddie movies”, pero más herederos de “Seven” (1995) y “True Detective” (2014) que de “Arma letal” (1987): uno de ellos (Raúl Arévalo) es metódico, va por la senda de la ley sin cuestionarla, mientras que el otro (Javier Gutiérrez) tiene métodos menos ortodoxos y un oscuro pasado. Ambos se integran en ese ambiente cargado de pesimismo y desconfianzas que, como si fuera una pandemia, parece dominar a la población, dificultando una investigación que se vuelve opresiva por momentos. La fotografía de Alex Catalán ayuda a recrear esas sensaciones con colores ocres y panorámicas a vista de pájaro en las que el Guadalquivir se retuerce como una serpiente. La variedad de matices hace resaltar el poder visual de algunas escenas, contrastando la cegadora luminosidad de las tierras áridas con las sombrías riberas del río.

El filme se desarrolla siguiendo las pautas del mejor cine negro, con una investigación meticulosa y coherente, con diálogos a tono con el ambiente enrarecido y, sobre todo, con unas actuaciones muy conseguidas: Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez se complementan a la perfección, destacando especialmente a Gutiérrez en un papel de los que ha podido lucirse de verdad, lejos de sus acostumbrados personajes cómicos. Su detective es violento, mal encarado y con ínfulas de perdedor, lo que lo hace ideal para incrementar la sensación de opresión que impera en toda la cinta.

Muchos han visto, y con razón, similitudes con la excelente serie “True Detective” en cuanto a escenografía y ambientación. La influencia de la serie de Nic Pizzolatto es notoria, pero “La isla mínima” está lejos de ser una copia españolizada; el filme de Alberto Rodríguez tiene entidad propia y da esperanzas a la industria del cine patrio. Nunca los Goya estuvieron tan acertados.

Muy recomendable.
Richy
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