Película pseudo-documental o documental pseudo-película de relativo éxito en USA en el que se intenta explicar, de forma clara y amena, la física cuántica y sus misteriosos efectos en nuestro universo y en otros universos cuánticos posibles. Trata, mediante las vivencias personales de una mujer y con entrevistas intercaladas de supuestos expertos en la materia, de explicar la física cuántica por nuestras percepciones sensoriales, limitadas por un cerebro que sólo recibe datos de una realidad concreta. Intentan explicar el hecho de que la física cuántica predice otras realidades posibles, otros “yos” probabilísticos que existen de alguna manera subyacentes en el tejido del continuo espacio-tiempo.

Todo esto estaría muy bien si el filme no estuviera recubierto de una sospechosa y nada favorecedora pátina de panfleto sectario new-age, que lo hace perder credibilidad. Los supuestos expertos explican los conceptos de forma clara y casi poética, como si de alguna forma tuvieran que adornar las explicaciones para introducir los conceptos no sólo en la mente del espectador sino en su alma, para intentar convencerle mediante una filosofía de nueva era.

Además de contar una historia concreta, protagonizada por Marlee Matlin, el filme se vale de animaciones para ilustrar las ideas expuestas. Éstas dejan de formar parte de una explicación rigurosa cuando se expanden hacia otras ideas menos claras y más metafísicas, lo que provoca automáticamente la duda acerca de si todo lo que nos han estado contando es cierto. La mejor forma de averiguarlo es, sin duda, leyéndose algún libro de auténticos divulgadores científicos relacionado con neurología o física cuántica.

Planteada de forma original, no consigue atraer la atención necesaria a pesar del tema tan interesante que toca, y cae precisamente en lo que no debe caer un documental: la falta de consistencia y el escaso interés que acaba suscitando.

Realmente floja.