Espectacular y brillante blockbuster veraniego que no hace más que reivindicar la hegemonía de la Marvel en el cine palomitero reciente.

“Guardianes de la galaxia” se basa en el cómic del mismo nombre (el cual desconozco), y aporta una aventura fresca, dinámica, visualmente magnífica y, cosa rara, con cierta personalidad. Su encanto radica precisamente en el hecho de que no se toma en serio así misma, lo que se plasma en su humor, irónico y gamberro, y en su espíritu, recuperado de aquellas maravillosas películas de los ochenta con las que algunos hemos tenido la fortuna de crecer.

La historia en sí no es nada del otro mundo, pero sus personajes están correctamente definidos y sus reacciones son tan variadas e imprevisibles como lo son sus constituciones físicas. El amplio despliegue de criaturas recuerda el caleidoscopio de razas presentes en la saga “Star Wars”, lo cual tampoco es una coincidencia ya que toda la película emana aires de “space opera” a la vieja usanza. Si añadimos, además, los cortes musicales de los ochenta (con walkman incluidos), estamos en condiciones de elevar el filme de James Gunn al Olimpo de las producciones Marvel, con perdón de “Los Vengadores” (2012).

Otro gran acierto, aunque ya acostumbrados a él, es el impresionante diseño visual. Las estaciones espaciales, los escenarios futuristas, las megaciudades iluminadas por soles extraterrestres… todo es grandioso y poca gente se acuerda de que dar vida a toda esa recreación de una realidad, dentro de los cánones de la ciencia-ficción, lleva un arduo trabajo por parte de muchos profesionales que se dejan la piel en un proyecto en el que creen. Sí, podemos estar saturados de tanto CGI en nuestras pantallas, pero no es nada fácil, y en el caso de este filme este aspecto merece una mención de honor.

Si bien los personajes siguen teniendo superpoderes, no son los superhéroes a los que los clichés del comic-book nos tiene acostumbrados. “Guardianes de la galaxia” tiene como protagonistas a un grupo de personajes que se acercan poco a la idea romántica de un hombre de acero que sobrevuela la ciudad con su amada en brazos, o de un trepamuros con problemas típicos de un adolescente. Las intenciones de estos “héroes galácticos” no son precisamente las de salvar a nadie, sino salvarse así mismos (aunque al final ambos objetivos se complementan), y conceptos tales como la venganza o la codicia son poco apropiados para un honorable caballero de mallas ajustadas y calzoncillos por fuera de los pantalones.

Merece la pena invertir dos horas de tu tiempo para sumergirte en la aventura galáctica del año. Muy recomendable.