El Buen Pastor es una película donde Robert De Niro (un grandísimo actor donde los haya) demuestra que lo suyo probablemente sea la dirección de cortometrajes. Sí, seguramente por que este largometraje se haya alargado de tal forma que daría tiempo suficiente a meter un 'spin off' de El Señor de los Anillos en medio. Y muy seguramente saldríamos todos ganando. De Niro nos presenta una historia relacionada con uno de sus -digo yo- temas apasionados, recreando una trama muy al estilo americano pero de una poca fluidez que en ocasiones haría cabecear a un enfermo de narcolepsia. Las idas y venidas de la narración, que nos hacen viajar por varios contextos (algunas veces para mostrarnos cómo Damon se lía con alguna pobre desgraciada de turno) adelante y atrás, atrás y adelante, provocan que nuestro cerebro trate de procesar demasiada información para llenar huecos y hechos inexplicables de la película. Tampoco ayuda demasiado que los personajes principales parece ser que no envejezcan, mientras los demás (hijos, hermanos, vecinas...) sí lo hagan, lo cual nos lleva a pensar que justo durante los acontecimientos de la película Indiana Jones ya había encontrado el Santo Grial. A veces hasta agradeceremos que para Angelina Jolie no pasen los años.

En cuanto a las actuaciones, Matt Damon (un habitual ya por estos terrenos) muestra durante toda la película exactamente la misma expresión de "qué diantres hago yo llevando sombrero, por qué no se lo pone Di Caprio" así que siempre lo vemos frunciendo el ceño y mirando estrábicamente a un horizonte misterioso, quizás al talonario que De Niro dejaba encima de la mesa de producción.

Por su lado, Angelina Jolie parece algo más inspirada a pesar de no despuntar excesivamente. Incluso un Robert De Niro con necesidad urgente de dieta anticalórica consigue transmitir algo, aunque sus intervenciones sean dos y cada una de dos minutos.

Siguiendo algún elemento perdido de "Infiltrados" e incluso la increíblemente sobrevalorada "Syriana" (mezclar esta producción con la criticada podría producir auténticos efectos caóticos en el sistema digestivo) pero con una temática bien distinta y con tintes -o manchurrones- de Historia, El Buen Pastor no acaba de transmitir nada -a excepción de las reacciones ya comentadas- ni tampoco aporta nada. Sus idas y vueltas, sus elipses temporales o sus bucles casi infinitos de escenas que tratan de involucrar al espectador en un conjunto de sentimientos no logrados que bien podrían ser explicados en un cortometraje, dejan que la película sea para ver en casa, un domingo por la tarde y mientras uno disfruta de los anuncios de Damm Bier o de Oraldine.

Recomiendo Robert De Niro. No recomiendo falsas incursiones en el cine pseudo-patriótico-histórico-conspiracional como es este caso. Veremos si en su próximo film nuestro querido De Niro consigue, de verdad, quitarnos -y quitarse- el sombrero.