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España España · Madrid
Voto de gatocojo:
1
Comedia. Drama Pierre-Paul, de 36 años, un intelectual y doctor en filosofía se ve obligado a trabajar como repartidor para tener un salario decente. Un día, mientras entrega un paquete, se topa con la escena de un robo a mano armada que ha salido mal con un resultado de dos muertos. Se encuentra con dos bolsas de deporte repletas de billetes. Pierre-Paul se enfrenta a un dilema: largarse con las manos vacías o coger el dinero y huir... Sucesora ... [+]
16 de abril de 2019
12 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué cosas tiene la vida. Cree el ingenuo espectador que va a ver una película y se encuentra con dos horas de contenido comercial patrocinado. Me explico:
“Aspasie” es el nombre con el que se hace llamar la bella prostituta de lujo co-protagonista de esta cosa. Y es el nombre que aparece a toda pantalla en la web donde ella se promociona.
Curiosamente, “Aspasie” es el nombre real de una organización que forma parte de la Red Global de Proyectos de Trabajo Sexual (NSWP), financiada por el magnate George Soros. La Aspasie de Soros hace campaña por la abolición de las leyes contra el proxenetismo y a favor de la regulación de la prostitución como una actividad empresarial más.
Más curiosidades: la fundación de Soros (Open Society Fundation) es también una gran donante de Amnistía Internacional, ONG que se pronunció no hace mucho a favor de la mercantilización del sexo, entre otras “minucias” que no vienen ahora al caso y que la están llevando a una rápida crisis de credibilidad. ¿Otra casualidad?
Si usted es un espectador atento, no le pasará desapercibido que buena parte de este panfleto está dedicado a blanquear la prostitución, ocultando premeditadamente su cara más sórdida. Por arte de magia, las mujeres explotadas en esos macroburdeles que promueve la organización Aspasie de Soros son invisibilizadas, mientras en pantalla nos venden a la Aspasie imaginaria, una profesional del sexo, independiente, millonaria y feliz, que se permite el lujo incluso de tener un guardaespaldas (no un proxeneta, no, ni tampoco un jefe explotador). En un alarde de ingeniería manipuladora digna de un prestidigitador, Denys Arcand nos hace creer que vamos a ver un alegato en contra de los tejemanejes financieros de los amos del mundo y nos hace pagar una entrada, recuperando así el dinero invertido sacándolo de nuestros propios bolsillos. Brillante ¿no? Me quitaría el sombrero si no estuviera vomitando.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
gatocojo
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